AMET, sin placas, luces y sin aceras

AMET, sin placas, luces y sin aceras

Me propongo en esta entrega señalar varios de los graves atentados que se cometen contra las leyes de tránsito terrestre, especialmente la No. 241 y sus modificaciones.
Inicialmente se pensó, que con la creación de la Autoridad Metropolitana del Transporte, las leyes, decretos, reglamentos y ordenanzas se cumplirían a carta cabal. Cuán equivocados estamos, ya que estos agentes, además de estar incapacitados para regular el tránsito en las ciudades, en las autopistas, carreteras y caminos vecinales y de penetración, su autoridad es casi imperceptible por no decir nula.
En esta semana presencié una escena, que de haber ocurrido una desgracia, el automóvil que lo provocó que se le dio a la fuga, hubiese quedado impune el perjuicio causado a una exaltada y confusa mujer que no creía lo ocurrido. En una concurrida esquina, un atolondrado conductor, aparte de violar el semáforo, impactó ligeramente a un automóvil que se encontraba esperando el cambio de luz roja a verde. También, había un peatón que estaba atravesando la calle por el pasaje cebra. Pero, ¡Oh sorpresa! Cuando se quiso verificar el número de inmatriculación del vehículo, no tenía placa, al menos visible.
¿Qué hubiese resultado si la colisión resultara en heridas graves o muerte del peatón? ¿Cómo se identificaría el infractor? Hemos presenciado en múltiples ocasiones, vehículos nuevos y de elevado costo, conducidos por jóvenes de ambos sexos, sin que no solo los AMET los detengan, ni tampoco la Policía Nacional. Y que no quieran aducir que transitan en altas horas de la noche bajo el manto de la oscuridad, ya que los hemos visto a la luz del día y en las principales avenidas y calles.
Me había preguntado cómo eludían la detención y un amigo de mi hijo me dio la solución. Son hijos de políticos encumbrados, encumbrados funcionarios públicos o de algún general u otro miembro de alguna institución castrense a las cuales se les teme, como por ejemplo el DNCD, DICRIN, DICAN u otras similares.
Los agentes de la AMET que generalmente se encuentran en las esquinas, sin una motocicleta potente, más bien a pie, generalmente solo sirven para entorpecer el tránsito, cuando con un radio-receptor, se convierten en semáforos vivientes. Lo peor es de noche, con una linterna de baja intensidad, se instalan en medio de la intersección muchas veces mal iluminadas y ponen en peligro sus vidas, ya que piensan que como autoridad que son, los conductores deben distinguir su opaca silueta en medio del caos del intenso tráfico, especialmente en la ciudad capital.
En las carreteras de noche, la inmensa mayoría de las motocicletas que circulan no tienen luz trasera, sin que el conductor y sus ocupantes –a veces dos y hasta tres- no disciernen el peligro al cual se exponen, sobre todo, si la carretera es de dos carriles y de frente viene un automóvil que deslumbra al conductor. Sin embargo, estos circulan frente a los radio-patrullas y estos gendarmes ajenos a su condición de guardianes del orden público, no los detienen aduciendo en la mayoría de los casos: “son pobres padres de familia”. Este argumento, además de ser inválido, es un aliciente para que se continúe con esta perniciosa costumbre.
Podemos afirmar, que nuestras autoridades, sin lugar a equívocos, son los culpables de los tarantines, ventas de ropas y de zapatos de pacas en varias calles de la ciudad, especialmente en la parte alta de la misma. Ej., Duarte con París; José Martí; Benito González y otras, ya que cuando los inician, mayormente en la época de Navidad, lo permiten y no los eliminan al pensar que una vez pasada las festividades navideñas, ellas motu proprio, las eliminaran. Craso error. Permitir estos desmanes, constituyen una irresponsabilidad de los gobernantes ya que atentan contra los peatones, que muchas veces peligrosamente deben circular por la calle.
Desde Pedro Brand hasta Villa Altagracia, sobre todo cerca de la Represa, las motocicletas transitan en vía contraria deslumbrando de noche a los conductores que estupefactos ven abalanzarse ese engendro llamado “motoconchista”.
Si los AMET y la Policía Nacional son instituciones de “letra muerta” abogamos por su disolución para establecer una organización que se ocupe en mayor grado de la seguridad de los ciudadanos que con sus impuestos contribuyen a generar sus salarios.

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