Ampliar acceso a la educación

Ampliar acceso a la educación

La falta de liceos nocturnos en comunidades rurales y semi urbanas se ha constituido en negación de oportunidades para muchos jóvenes que entonces desertan frustrados sin poder completar el bachillerato. Un revés que aleja la posibilidad de conjurar el mal nacional que afecta a numerosos dominicanos que por su edad deberían estar estudiando o trabajando y no logran ni una cosa ni la otra. Un estudio reciente expone esta preocupante insuficiencia. El problema es de distancia por no contarse en las cercanías con planteles para completar la educación media.

Implica desaparición de clases nocturnas como un servicio que siempre estuvo disponible para quienes escogían trabajar y estudiar al mismo tiempo. Una opción que debe estar abierta en todos los niveles de enseñanza y buena parte del territorio nacional. Urge reducir el desequilibrio expresado en la concentración de actividades productivas y de desarrollo en unos pocos ámbitos mientras se registra despoblación y atraso en otras regiones. La búsqueda de equidad esparciendo el progreso tiene que incluir infraestructuras que faciliten el aprendizaje. En contraste, el desarrollo de la educación superior ha acercado la labor académica a diversos rincones de la geografía, siendo la Universidad Autónoma de Santo Domingo la que mejor se ha extendido hacia las provincias, incluyendo perímetros en los que ahora resulta difícil investirse de bachiller.

En solidaridad con santiagueros

La hidalga ciudad de los 30 Caballeros vive situaciones de insalubridad y desorden urbano sobre todo en su centro histórico en el que tiende a despedazarse el prestigio de lugar preservado del males visibles en otras áreas citadinas. El respeto a la autoridad ha ido en caída libre. El vendedor callejero invade arterias, estorba la circulación de vehículos y personas y arrabaliza el corazón mismo de la urbe, desagradable consecuencia de la informalidad económica y la desesperación por ganarse la vida. No debería esperarse una renovación de autoridades municipales para rescatar calles de tan importante colectividad. Las autoridades nacionales han mostrado en otros lugares del país capacidad para contrarrestar problemas puntuales. Es hora de dar prioridad a acciones del Estado para imponer el orden y el ornato que Santiago de los Caballeros merece.

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