Ante el deterioro de nuestras autopistas

Ante el deterioro de nuestras autopistas

Da pena y vergüenza que autopistas recién construidas muestren un elevado grado de deterioro, al extremo que los automovilistas más conscientes nos sentimos impactados al constatar que estos daños no son reparados inmediatamente. Debemos copiar de las autoridades estadounidenses o de la Unión Europea, que aparte de multar al conductor, lo obligan a pagar los desperfectos causados por ellos. Esto debería ser monitorizado y reportado por los componentes de las patrullas mixtas del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y la Policía Nacional (PN), o la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), que cada cierto número de kilómetros vigilan las mismas.

Empezaremos por la Autopista del Coral por ser esta la última que entró en servicio. El barandal a la orilla de las vías de rodaje de la autopista inaugurada hace poco tiempo, se encuentra en un elevado grado de descuido, que no parecería que en tan poco tiempo los conductores de vehículos pudieran causarle un daño tan severo. Es inconcebible, que en tramos rectos de esta pista, encontremos impactos que han destruido un tramo considerable de las barandas, sin que el MOPC acuda presto a reparar las mismas. ¿Pero porqué ocurre este atentado contra la propiedad pública y no se obliga a su reparación? Por abulia de nuestros inspectores de carreteras. En los Estados Unidos de América, el que choca contra una de estas barreras sabe, que si no tiene un seguro que responda, deberá pagar en consecuencia por el daño causado.

Hemos sido testigos de conductores, que sea por manejo temerario, por exceso de velocidad o simplemente por haberse dormido, chocaron contra un poste del tendido eléctrico causando un enorme apagón en el sector impactado. Sin embargo, sea la PN, o la AMET, si no ha habido heridos o contusos, se limitan a informar este accidente como un simple e involuntario choque. Esto debería ser compensado, ya que la mayoría de las veces, amplios sectores quedan sin energía eléctrica –con suerte al menos un día– lo cual trae enormes inconvenientes a los moradores de esa zona. En otros países, aparte de tener que pagar el poste del alumbrado, debe indemnizar a los sectores que sufrieron ese flagelo por el tiempo que dure la avería en ser reparada y el servicio restablecido.

Los más graves daños a las barandillas son causados por desaprensivos, rateros vulgares, que al desprenderlas las canibalizan para venderlas como hierro viejo, obteniendo por ellas apenas unos cuantos pesos, muy distanciado de su valor original. Si las autoridades hicieran redadas en las denominadas metaleras, pudieran poner fin a esta práctica perjudicial que pone en peligro de muerte a los que circulan por dichas autopistas.

Igual deterioro de las barandas pueden comprobarse en la Autopista del Cibao. Tramos enormes de hierros retorcidos que anteriormente componían las mismas, se encuentran peligrosamente tirados en los paseos; a veces, con pedazos que penetran en los carriles de rodamiento.

Al igual que los hoyos en las calles, avenidas o carreteras son bacheados, el MOPC debería tener una brigada permanente en las autopistas y carreteras del país, que se ocupe únicamente de reparar los estragos causados por choques de vehículos contra las defensas que constituyen las garantías de seguridad en caso de accidente, ya que nuestros códigos establecen “todo el que causa un daño está obligado a resarcirlo”.

Los miembros de la PN o la AMET deberían ser instruidos en el informe de los accidentes, ya que si el vehículo tiene el seguro vigente, la acción indemnizatoria sería contra la compañía aseguradora, la cual estaría en la obligación de resarcir al Estado Dominicano y ésta a su vez se subrogaría, aumentándole la prima anual que por ley debe tener vigente el propietario del vehículo.

Las decisiones compensatorias son de poca aceptación por los propietarios de vehículos que se desplazan por los caminos de la Patria; mas, el Estado Dominicano no debe seguir pagando, lo que por descuido o temeridad le cause un perjuicio a un bien público necesario para la preservación de vidas y vehículos. Mientras exista la impunidad por el destrozo de propiedad estatal y no se penalice al infractor por la vía del cobro compulsivo, los daños y perjuicios continuarán. Por eso, el MOPC tal como lo preconiza en el eslogan que divulga, debe disponer a la mayor brevedad el: “Manos a la obra”.

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