Al poner en marcha el Plan de Regularización de Extranjeros, el Estado dominicano exhibió su voluntad política para controlar la inmigración y, al mismo tiempo, atacar una forma de exclusión que afecta a millones de extranjeros en muchas partes del mundo. Muchos haitianos con documentos de origen han regularizado su estatus migratorio en República Dominicana y ahora tienen libertad para trabajar y movilizarse. Y aunque el programa no es a prueba de fallas, se ha luchado por evitar que descendientes de súbditos de los dos países queden sin nacionalidad definida.
Pero el grupo Amnistía Internacional prefiere enfocarse en los casos aislados de posible apatridia atribuibles al Estado dominicano, soslayando que la mayor fábrica de apátridas es precisamente Haití. Muchos haitianos no han logrado regularizar su estatus migratorio en la República Dominicana porque el Estado haitiano jamás les dio los documentos de identidad a que tiene derecho todo ser humano. Frente al régimen haitiano, la mayor fuente de apatridia, Amnistía no fija posición.
Los asuntos atinentes a los derechos humanos no pueden manejarse en base a retorcimiento de la verdad o verdades a medias, y sin mostrar evidencias palpables de casos específicos. No es justo aparentar la defensa de la causa de los apátridas sin atacar la principal fuente de apatridia.
Nacionalismo trasnochado
Este periódico tiene razones para sentirse frustrado por el hecho de contemplar que han sido inútiles los esfuerzos, mediante publicaciones, por lograr que nuestras autoridades rescaten valiosos testimonios históricos que están en el peor de los abandonos. Ese es, por ejemplo, el caso de la casa en que nació Juan Pablo Duarte, ese mismo padre de la patria hacia el que, en contradicción, se vuelcan tantas alabanzas en los discursos del 26 de enero de cada año.
El remozamiento de la casa de Duarte fue iniciado hace tres años, pero no se ven avances en la obra. Los trabajos lucen paralizados, aunque hay nuevas promesas de que serán continuados. La dejadez que caracteriza el rescate de ese testimonio monumental contrasta severamente con los arranques de nacionalismo de gente que quiere aparentar más patriota que el propio Duarte.