Apertura del año escolar a destiempo

Apertura del año escolar a destiempo

Jesus de la Rosa.

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Desde los tiempos coloniales hasta hace sólo algunos años, el año escolar se iniciaba aquí a mediados de septiembre de cada año y concluía a finales de junio del entrante. Las vacaciones de verano abarcaban los meses de junio, julio y agosto. Ocurría así en prevención de los daños que pudieran ocasionar el paso de tormentas tropicales y ciclones por la región del Caribe en esa época del año, sumado a los inconvenientes ocasionados por las altas temperaturas. En aulas de clases abarrotadas de estudiantes y en medio de temperaturas ambientales que superan los treinta grados, el impartir docencia se dificulta notablemente. El docente se agota, y los estudiantes, especialmente los niños de edad temprana, se alborotan frente a cualquier incidente de menor importancia.
Durante los treinta y un años de dictadura trujillista, al igual a como ocurría en tiempos de la colonia, las escuelas primarias, conocidas hoy con el nombre de escuelas de enseñanza básica, los liceos secundarios, y los contados institutos politécnicos que entonces existían, iniciaban sus actividades a mediados de septiembre de cada año.
Hace sólo unos cuantos años que dicho calendario fue reformulado por las autoridades el sector. En efecto, a partir del año 2011, la apertura del año escolar, tanto en las escuelas públicas como en los colegios privados comenzó a tener lugar en pleno verano y en medio de la temporada ciclónica. Contrario a lo que la prudencia aconseja, las autoridades de entonces, al igual que las de ahora, no tomaron en cuenta que los ciclones, las ondas tropicales, los torrenciales aguaceros y las altas temperaturas podrán entorpecer y hasta imposibilitar las labores escolares. En agosto del 2011, más de 2 millones, 700 niños y adolescentes retornaron a las aulas distribuidas en toda la geografía del país en más de 5 mil escuelas. El hecho de nosotros pensemos que es una imprudencia iniciar el año escolar en pleno verano y a principio del inicio de la temporada ciclónica, no nos impide reconocer que en ese año, las quejas al respecto fueron mínimas; los padres respondieron el llamado de las autoridades de educación enviando sus hijos a la escuela en la fecha de apertura programada. En resumen, en el 2011, todo marchó tal y como en principio se programó. Esa vez, fuimos favorecidos por la suerte.
El presidente Danilo Medina declaró formalmente iniciado el año escolar 2012-2013 en una ceremonia celebrada el 20 de agosto del 2012 en el Politécnico de Cristo Rey del Municipio de San Juan de la Maguana. Más de dos millones de niños y adolescentes regresaron a las aulas después de disfrutar de unas cortas vacaciones de verano para recibir docencia de parte de los más de sesenta mil maestros (plural genérico) que laboran en escuelas públicas, institutos politécnicos y colegios privados. Pero esa vez, no tuvimos la suerte del año anterior. Tres días después de haberse iniciado las clases, la tormenta tropical Isaac produjo daños de consideración en su paso por la costa sur de la Isla de Santo Domingo: miles de personas desplazadas; decenas de localidades incomunicadas; cientos de viviendas destruidas o anegadas; graves daños a los predios agrícolas; entre otras calamidades. ¿Cuántas escuelas, aulas y laboratorios resultaron dañados. Pero, a pesar de esas experiencias vividas, este año las autoridades volvieron a cometer el mismo error en relación con la fecha de inicio del nuevo año, el de iniciarlo en fecha muy cercana al inicio de la temporada ciclónica.

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