Apoyado en el bastón

Apoyado en el bastón

El viejo colocó la punta del bastón en el suelo y metió la curvatura en el bolsillo de su chaqueta. –No quiero que se me caiga el bastón en este piso lleno de salivazos, explicó a su vecino de taburete. Cada día necesito menos del bastón; pero no salgo sin él. A veces me asalta un ligero mareo; otras veces no veo bien algunas grietas en las aceras. El bastón es para mí un horcón de emergencia en las faltas de equilibrio. También me sirve para ahuyentar a los rateros. No me gustaría tropezar con una raíz sin tener el apoyo de este palo.

–Mis hijos creían que yo estaba “malo de la cabeza”; en realidad, estaba malo del corazón. No tenía fuerza en la bomba de la sangre. Pero ahora estoy “yompiado”. Siento la diferencia en el pulso. Quiere decir que uso dos marcapasos, uno dentro del pecho, con carga eléctrica, y otro afuera, de madera, que es el bastón. Este café me ayuda a recordar otras muchas tazas de café que he bebido en mi vida. Junto con el olor y el sabor me vienen a la mente cosas que he visto, oído y vivido, que estaban sepultadas profundamente en mi memoria.

–¿Será que la sangre acarrea los recuerdos por las venas hasta que llegan al cerebro? Lo malo es que en esta época ha crecido enormemente el número de sinvergüenzas. No están dispuestos a escuchar “recuerdos inconvenientes”. Los hijos de los viejos trujillistas se hicieron revolucionarios para que los nuevos políticos olvidaran las trapacerías de sus padres. ¡La política es un asco! Los hijos míos me dicen: papá, ya estás bien de la cabeza; pero no vayas a perderla repitiendo estas cosas.

–Cuando era niño recorría estas calles montado en patines de cuatro ruedas. Entonces no había turistas en las calles. Sabía en cuáles casas nacieron: Francisco del Rosario Sánchez, Emiliano Tejera, José Gabriel García; conocía las iglesias, las ruinas de los monasterios, los viejísimos edificios coloniales. En aquel tiempo los maestros enseñaban bien la historia patria, la geometría euclidiana, la moral y cívica. Todos los niños sabíamos dónde nació Juan Pablo Duarte y dónde fue bautizado. Sin auxilio de “Efemérides Patrias”.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas