Aprensión (casi) colectiva

Aprensión (casi) colectiva

PEDRO GIL ITURBIDES
Si me preguntaran si deseo afiliarme al seguro familiar de salud respondería con duda. ¡Son tantas las confusas informaciones que se han publicado sobre el sistema! Pero cuanto es peor, (casi) todos los potenciales miembros entendemos que este sistema es un nuevo recurso para sacarnos el dinero de los bolsillos y mantener la hiperburocracia nacional. Adelantándose a este punto de vista marchan los empresarios de Santiago de los Caballeros. Ellos han expresado que este seguro se configura como un gravamen más.

Mis dudas se alimentan de contradictorias opiniones que se reciben por vía de agentes de empresas aseguradoras, funcionarios que se presentan en programas de radio y televisión, y comentarios de los que sufrirán el sistema. ¡Como yo! Para comenzar, mi familia se encuentra afiliada a una administradora de riesgos de salud desde hace años. A lo largo del proceso de adaptación a los nuevos modelos, la empresa original se fusionó con otra administradora. Ambas, vinculadas, se integraron a una tercera. De la original a la que nos afilió Rossy, mi esposa, a nuestros hijos y a mí, no queda ni el nombre.

Al acercarse el primer día de mayo escuché a un alto funcionario decir que los asegurados debían escribir a sus aseguradoras para conservar tal afiliación. Con ello, sostuvo, se evita caer, por defecto, en el sistema subsidiado. Acudí a Rossy para explicarle del procedimiento recomendado por ese funcionario. Rossy llamó a nuestra aseguradora, que señaló que nuestra carta debía ser enviada por mi empleador. Ocurre empero, que no estamos afiliados por vía de un patrono, pues el seguro fue adquirido como “seguro familiar”. Aún así, le dijeron.

Escribo la carta, a la firma de la asegurada principal, que es Rossy. Pero el jefe de personal de mi empleador procura información en la superintendencia del seguro familiar. ¡No, eso no es necesario! Quien debe remitir los nombres de sus asegurados, le informan, es la administradora de riesgos de salud a la que se encuentran afiliados. Pero hay un problema. Le será descontada la cuota del sueldo, pero le tendrá descuentos de cuantos ingresos perciba.

-¡Ése es un robo!, dije.

Por supuesto, lo dije en privado. Mas no he dejado de pensar en ello, una y otra vez, cuando se habla del seguro familiar de salud. Y al escuchar a los empresarios de Santiago de los Caballeros se fortalece mi punto de vista. Pero, ¿se corresponde con lo que finalmente será el sistema?

He consultado muchos amigos antes de escribir estas líneas. En una especie de consulta y encuesta a la vez, recurrí a las opiniones de amigos, y relacionados con el trabajo. La primera conclusión es que la confusión es común a todos los potenciales sujetos del seguro. La segunda es que todos piensan que el sistema será un fracaso, tal vez influidos en esta opinión, por los planteamientos de los médicos. La tercera, empero, es la más negativa para el sistema. Todos, todos los consultados, me dijeron que este sistema será un fracaso.

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