Esta semana me encontré con la noticia de las decenas de cancelaciones de atletas que pertenecen a las filas del Ejército Nacional.
Deportistas destacados en boliche, karate y judo, disciplinas en las que estos atletas han puesto en alto el nombre de su institución y del país.
Y de inmediato me viene una pregunta. ¿Por qué cancelar militares deportistas que le sirven al país vía los deportes?
Nadie supo responderme.
Después que publico la información en mis redes sociales me encuentro con la noticia de que la mayoría de estos atletas fueron reinsertados al Ejército Nacional, esto es un simple reflejo de cómo anda nuestra sociedad.
La karateca dominicana encabezaba la lista de las cancelaciones.
Según mis informes ella fue de las primeras que llamaron para incorporarla después de su cancelación que aún desconocemos los motivos de la misma.
Pienso que la última lista de cancelaciones que deben analizar los jefes de estas instituciones es la lista de los atletas.
Pocos integrantes de las instancias militares del país aportan más que un atleta y ahí está la historia: Juana Arrendel, Wanda Rijo, Gabriel Mercedes, Vicbar Geraldino y Luguelín Santos, entre otros.
El Círculo Deportivo Militar por años ha sido una cantera inagotable de atletas dominicanos.
Ser parte de las instituciones castrenses les permite a los atletas obtener una salario como militar o policía y estos tienen como responsabilidad representar en los Juegos Militares su institución.
En el país la mayoría de atletas y entrenadores de alto rendimiento son miembros de estas instituciones y muchos de ellos han escalado peldaños importantes hasta llegar a altos rangos y también han podido formarse académicamente dentro de las filas militares.
Concluyo diciendo que la relación entre la familia deportiva y las instituciones castrenses debe ser un matrimonio sólido y tranquilo.