Béisbol invernal terminó por todo lo alto con el triunfo del Licey
Finaliza un campeonato de béisbol por todo lo alto.
La serie regular culminó con la audiencia en la cima, el round robin por igual y la final fue de espanto y brinco.
El béisbol volvió a demostrar que impacta en todos los sectores del país.
Como tenemos un evento que genera pasiones entre chicos y grandes todos estamos obligados a contribuir para que la imagen del evento siga fortaleciéndose. Después de la corona de los Tigres del Licey en Santiago la ceremonia de entrega de trofeos no tenía libreto, muchos menos producción y se notaba sin coordinación.
Esta actividad post juego debe tener el protocolo que manda la ocasión.
Hay tres golpes que debieron ser tomados en cuenta: producción, libreto y coordinación, esperamos que para el próximo cierre de torneo las cosas cambien.
Más de cien mil fanáticos se dieron cita en los nueves juegos de la final, partiendo de una media de 12,000 parroquianos por cita llegamos a esa conclusión ya que no tenemos las cifras concretas. Ese es otro tema que ayudaría mucho al béisbol citar estos números porque de esa manera los anunciantes pueden medir sus inversiones en base a fanáticos en el estadio, pero no es así. Algo que espero que también pueda cambiar para el futuro.
Esta final se vio matizada por algo que los fanáticos deben digerir del béisbol invernal y son las ausencias repentinas de jugadores por situaciones con sus organizaciones de grandes ligas. Ejemplos: Hanley Ramírez, José Ureña, Jonathan Villar, entre otros que fueron parados en medio de la serie final.
Así quedó todo.