El Gobierno argentino ha abierto la puerta para obtener dólares de la banca local, opción que había quedado vedada hace 15 años.
Para esos fines el Banco Central hizo una adecuación a las normas de crédito en dólares para incluir un inciso que habilita a los bancos a comprarle al Tesoro Nacional los bonos de deuda en moneda extranjera que emita por un total que no supere la mitad del monto total en préstamos que tengan concedidos al sector privado.
La norma, Comunicación «A» 6105, implica que los bancos vuelven a quedar habilitados a destinar parte de los dólares captados como depósitos al sector privado a financiar al Tesoro Nacional, algo que hasta aquí, y tras las dolorosas lecciones que dejó la explosión de la convertibilidad, les estaba vedado.
Ocurre que, para evitar el descalce de monedas, desde 2002 los bancos sólo podían usar los depósitos en dólares para dar crédito a empresas exportadoras, es decir, con capacidad de generación propia de divisas, aunque manteniendo un alto nivel de encajes.
Luego el posible destino de los denominados «argendólares» se amplió hace unos años a las firmas proveedoras de exportadores y, desde la semana pasada se agregó a los productores agropecuarios para que puedan financiar la compra de maquinaria agrícola o sistemas de riego, aun cuando no sean exportadores directos.
Pero la novedad mayor que trajo la reforma es la posibilidad de que los bancos puedan volver a suscribir emisiones primarias de instrumentos de deuda pública nacional en dólares, como lo hicieron -hasta el exceso- en la década del 90.
Para tratar de evitar esta traumática experiencia, la circular impone una serie de restricciones a estas compras.