De los Servicios de Hoy. Argentina construirá el rascacielos más alta de Latinoamérica y el tercero del continente, tras el Empire State de Nueva York y la Sears Tower de Chicago.
La torre se erigirá en la isla Demarchi, a orillas del riachuelo porteño -el río más contaminado y maloliente del Cono Sur-. Tendrá 217.000 metros cuadrados de superficie y albergará estudios de televisión y cine, un hotel y un estadio para recitales.
La obra fue adjudicada a la empresa constructora Riva S.A. y costará 2.500 millones de pesos (228 millones de euros al cambio oficial). El Estado aportará los terrenos, valorados en 620 millones de dólares (480 millones de euros).
La presidenta peronista Cristina Fernández, viuda de Kirchner, anunció la obra la noche del martes a través de la cadena estatal. «Tendrá la magnitud del Central Park de Nueva York y se convertirá en el símbolo de la ciudad de Buenos Aires, por su originalidad, creatividad y colores», se entusiasmó la mandataria.
Ya en 2012 la jefa de Estado había anunciado públicamente la construcción de una ‘ciudad de la imagen’ en la isla Demarchi, pero por entonces aún no figuraba el proyecto de la torre de 67 pisos, diseñada por el arquitecto argentino Mario Roberto Álvarez.
«Amo construir… debo ser la reencarnación de algún gran arquitecto egipcio», confesó aquella vez la presidenta, que cumple su segundo mandato (2007-2011 y 2011-2015) y el 10 de diciembre del año próximo abandonará la Casa Rosada.
Como no es la primera vez que Fernández repite el anuncio a través de la televisión de una obra faraónica, la prensa porteña recordó ayer algunas de aquellas promesas que finalmente quedaron incumplidas.
Por ejemplo, nunca llegaron a concretarse el tren de alta velocidad -tren bala- que iba a unir Buenos Aires y Córdoba; el soterramiento de la línea urbana de tren Sarmiento (anunciada seis veces) y el ferrocarril a Uruguay.
Otros presidentes argentinos también mintieron sobre grandes obras: Carlos Menem (1989-1999) anunció en 1996 un servicio de cohetes tripulados para viajar a Japón en dos horas. Y Raúl Alfonsín (1983-1989), un puente entre Buenos Aires y Uruguay sobre el río de la Plata.
Como el rascacielos de Buenos Aires necesitará por lo menos cinco años de trabajos, Fernández aclaró que el proyecto no dependerá sólo de ella. «El Gobierno que me suceda (en 2015) tiene el compromiso de continuar con esta obra», previno.