Arquitexto celebra su centésima edición

Arquitexto celebra su centésima edición

En el joven y ampliado Museo Fernando Peña Defilló, no sólo escenario de notables exposiciones sino de múltiples actividades de arte y cultura, no faltan las primicias… Es el caso de un evento especial, a la vez exposición, actividad cultural y primicia: la puesta en circulación del centésimo número de la revista “Arquitexto”. Consideramos un hecho “histórico” que una revista dominicana haya podido alcanzar un número real y simbólico que pone en evidencia su éxito, su continuidad –de 1986 a 2018–, su nivel. No cabe duda, como por cierto la portada lo señala, de que “Arquitexto”, en su especialidad, es ya referencia nacional.

Además de la acogida y la permanencia, la publicación tiene abiertas las perspectivas futuras: esas corresponden al auge de la arquitectura, definida como la madre de todas las artes, y el único arte nuestro que cuenta con seis siglos de creación y vitalidad.
Motivada por el lanzamiento del volumen número cien, la exposición es modesta y sencilla, clara y elocuente en su museografía. Paneles y vitrinas “son” la revista: en su mayoría presentan, en escala mayor, cronología, secciones, portadas, equipo humano, y –por supuesto– el diseño de la revista, sobresaliente y contemporáneo.
“Arquitexto” y sus aportes. En síntesis, “Arquitexto” constituye una invitación a conocer y valorar la arquitectura dominicana en su índole patrimonial, hasta llegar a los innovadores proyectos. Si bien es cierto que, en su gran mayoría, los 302 autores son arquitectos profesionales y que las 10 260 páginas (nosotros tomamos las cifras de la revista…) conciernen a la arquitectura, todo lector interesado por el arte y la belleza, intranquilo por el contexto urbano y la suerte colectiva, curioso de los valores, las desventuras y las advertencias en esas materias también, accede a muchos de los artículos. La arquitectura ha de ser enfocada con una visión constructiva como acción social y responsable, así la ve y hace ver “Arquitexto”.
Hay una preocupación de “Arquitexto” por ser extensamente legible, para que cada uno de sus números, sin descartar un “dossier” temático y valor de ejemplo, “mida” los espacios, evitando el monólogo experto, ilustrando generosamente, ¡y teniendo en cuenta las impaciencias de la lectura! Cada número ha ido progresando en la hermosura y ejemplaridad de su diseño, cada edición brinda un volumen a coleccionar, con fotografías, dibujos y gráficas. Lógicamente, “Arquitexto” atribuye importancia a la imagen.
Si el contenido no deja de sensibilizar a las obras de maestros y reafirma sus valores, incita a descubrir talentos de la arquitectura, a los jóvenes y emergentes. “Arquitexto 100” se distingue especialmente al respecto.
“Arquitexto 100”. Este número debía ser de antología y consulta, y lo ha conseguido, de su contenido a su diseño. Más allá de lo agradable, se vuelve lujoso… desde la portada, negra y luminosa, mate y brillante, geométrica y letrista, que luego se despliega en una doble página estupenda de panorama urbano marítimo.
“Arquitexto 100” multiplica datos retrospectivos y apasionantes, que señalan un reto constante entre autoría, investigación y producción. La extensa sección de los “nuevos arquitectos” –¡al fin las mujeres aparecen!– es otro disfrute para el fin de semana, haciendo patente la visión de presente y futuro. Nos gustó muchísimo el sitial otorgado a las instituciones y empresas (probablemente) anunciantes: es el inteligente homenaje… a componentes permitiendo la producción y periodicidad de la revista.
Nuestro comentario se limita a introducir la fruición causada por “Arquitexto 100”. ¡Enhorabuena “Arquitexto101”!

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