La congoja que acompaña a quienes solo les queda llevar flores al cementerio para reconocer el valor que tuvieron de sus madres, se rompe de manera abrupta en los camposantos públicos cuando, al llegar, los familiares lo que encuentran es sucio, malezas y, muchas veces, las tumbas violentadas por antisociales a los que no les tiembla el pulso para dejar un cadáver a la intemperie.

Tales situaciones se pudieron observar ayer en diferentes cementerios, donde las personas que fueron a recordar a sus madres fallecidas se vieron obligados a poner a un lado la meditación junto a las flores, remangarse las camisas y blusas y comenzar a deshierbar y limpiar pero con la previsión de estar mirando sobre sus hombros por temor a ser asaltados.

“¿Tú crees que es posible esto?, este abandono, este descuido, este sucio. Uno viene a traer flores a su madre y lo que se encuentra es esto”, expresó María Cuevas, en el Cementerio Cristo Redentor.

Próximo a ella estaba Reina Gálvez junto a sus hermanos y dos ‘limpiatumbas’, tratando de hacer espacio para colocar flores a su madre fallecida hace unos cuatro meses. Aseguró que nunca habían encontrado la tumba tan abandonada como ayer.
“Siempre el cementerio tiene basura y maleza, pero nosotros venimos mensualmente y procuramos tener esto limpio, pero no es justo que ni siquiera para estas fechas se preocupen por poner este cementerio en condiciones para que los familiares vengan tranquilos a sentarse y poner sus flores”, expresó Gálvez.

A esto se suma la gran ola de asaltos de la zona, elemento común en todos los cementerios públicos. Las personas se cuidan de no asistir solos y de permanecer poco tiempo para evitar ser víctimas de atracos.

Critican que el cementerio Cristo Redentor conecta con el barrio Villa María, de Pantoja, y hasta haya un camino improvisado en medio de las tumbas para llegar allí en motores.

Tumbas cubiertas de tierra. Arreglándoselas para lavar sus brazos con una botella de agua, luego de limpiar la tumba de su madre, Víctor Burgos se queja de las deplorables condiciones del camposanto.

Dice que al menos estaba mentalmente preparado para encontrar un desastre porque cada vez que van las condiciones son de total descuido.

Lamentando la situación señala un montón de tierra rojiza, arrojada de manera improvisada en un espacio, y dice que con seguridad lo que hay bajo todo eso son tumbas. “Vienen y tiran esa tierra que sacan ahí y no les importa quién está ahí enterrado, ni que tienen familias. ¡Un desastre!”, expresó tras señalar que tienen que estar pagando para que les limpien y que, además, vienen desde San Pedro de Macorís.

Tumbas abiertas. No menos es lo que se ve en el Cementerio Nacional, ubicado en la avenida Máximo Gómez. Allí campean los robos que van desde la sustracción de puertas de metal y tapas de nichos hasta simples suapers o detergentes.

José Andrés Bautista limpia el pedacito por donde pueden pasar más personas, sin embargo, basta doblar y adentrarse para encontrar sorpresas como las que ellos tuvieron ayer de hallarse con un cadáver expuesto debido al robo de la tapa que cubría el nicho.

De ese cuerpo solo queda la osamenta y restos de ropa dentro de un espacio de cemento cubierto por malezas trepadoras.

“Suma a esto, que le puede pasar a cualquiera que tiene muertos aquí, los atracos. Aquí tú ves muchachitos jóvenes con cuchillos dizque limpiando tumbas pero desde que te ven… fácil con esos mismos cuchillos te atracan”, expresó.

Lo peor de toda la situación es que ha sido una queja constante con el pasar de los años.

Cementerios privados. De esta situación escapan los que tienen el poder adquisitivo para acceder a planes en cementerios privados, donde la marcada diferencia salta a la vista. Ayer el padre Roberto Solano, del Cementerio Puerta del Cielo, ofició una misa centrada en un mensaje en la paz para todos los que acudieron a llevar flores a sus madres o abuelas fallecidas.

Aprovechó para pedir por la paz del país ante los problemas postelectorales y llamó a respetar los resultados del órgano electoral.