Artista plástico dona tres de sus obras

Artista plástico dona tres de sus obras

Con doce exposiciones individuales, decenas de exposiciones y doce importantes premios bienales que legitiman la calidad de su arte en su exitosa trayectoria profesional, partiendo desde los honores al merito estudiantil obtenidos en la Escuela Nacional de Bellas Artes, hasta celebrar las palmas obtenidas, tanto en pintura como en dibujo, en certámenes tan importantes, como la Bienal Nacional de Artes Visuales, el Salón de Dibujo de Santo Domingo y el Premio Bienal E. León Jiménez.

Amable ha sido reconocido por las organizaciones mundiales correspondientes a las Naciones Unidas como la FAO y el INESTRAW, por su condición de artista cuyo lenguaje pictórico siempre ha pactado con el alma de los inocentes y el mundo de la infancia.

Este talentoso artista recientemente dono recientemente tres de sus obras al Centro Universitario Regional de Santiago (CURSA). Estas tres obras maestras reciben el nombre de “Sambita”, “Búhos” y “Palo-Mable”, las cuales serán presentadas en la pinacoteca en el centro estudiantil santiaguense.

Durante el acto estuvo presente Radhamés García González director del centro y Domingo de la Cruz, quienes tuvieron las palabras de agradecimiento por el gesto desinteresado del artista.

Este  contemporáneo artista plástico dominicano, en un acto digno de celebración para el arte nacional, propone como parte de su nueva memoria discursiva directamente asociada a las estructuras pictoriales que le dieron legitimidad a su arte, una serie de pinturas en las que, amparado de una poñetica icónica sustentada en el alma infantil, en la inocencia, pureza espiritual e ingenuidad de los niños, sentencia desde un congelado dramtismo de apariencia etéreay romántica, la verdad apocalítica de las guerras que en los últimos quince años se han apropiado de la industria y tecnología de la comunicación para llevar hasta los hogares de cada contienen y cada cultura mundial el horror de la muerte y la destrucción, provocado por la confrontación del hombre contra el hombre, reflejando en números fríos las victimas, que siempre en mayor cantidad, corresponden a los tradicionales bancos de niños, que con sus frágiles vida han asumido el martirio colectivo en nombre del bienestar y desarrollo de las civilizaciones globales.

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