Consternados reaccionaron el alcalde de Santo Domingo Oeste (SDO) Francisco Peña, familiares y vecinos por el asesinato ayer del director de Transportación de la alcaldía, Carmelo Amaro, en momento en que trató de defender a un motorista de un asalto, en la calle Primera que divide los sectores Olimpo y Villa Aura de ese municipio.
Como un servidor ejemplar lo definió el alcalde Peña, mientras la esposa como compañero correcto; una hermana como integro; en tanto que una hija como padre ejemplar; vecinos una persona increíble, por eso lo eligieron dos veces presidente de la junta de vecinos Luz Divina.
Peña definió a Amaro como “excepcional y un hombre de trabajo” además de integrador y armonioso.
Expuso que todos los días se reunían en su residencia, a las 5:00 de la mañana, desde donde llamaba a todos los encargados del cabildo, especialmente a los de Aseo Urbano, ya que era director de Transportación, no seguridad como se ha dicho.
Narra que cuando llegaron al Gimnasio Personal Fitness Gym, en la calle Primera, a pocos metros de su residencia, pasado unos 15 minutos Amaro salió para llamar a alguien, cuando de repente supuestamente asaltan a un motorista y sale a defenderlo, por lo que los delincuentes dispararon causándole la muerte.
Expuso que murió como lo que siempre fue “un héroe que siempre trataba de ayudar a los demás” por parte de unos bergantes que andan en las calles quitando vidas sin saber lo que hacen”.
Entre lamentos y rabia el alcalde de SDO advirtió “yo no ando con seguridad ni andaré para que no le coja de susto a nadie, el que me quiera asesinar que me asesine”.
Supone que los asesinos cargaron con una pistola propiedad del cabildo que portaba el malogrado director de Transportación de SDO, por lo que la Policía Nacional investiga.
Amaro, (El Mayor) como era conocido entre compañeros y amigos, por respeto, como dice Francisco Peña, cumpliría 68 años el próximo mes de julio.
Era padre de tres hijos, dos hembras y un varón, residía en la calle Central número 67 del Residencial Luz Divina, próximo a Guajimía.
Ramona Vargas, la compañera de toda una vida de Amaro, pidió a Dios que tenga misericordia de los asesinos, pero que la justicia terrenal haga su trabajo apresando a los verdugos para que no continúen quitando vidas.
“Espero en el nombre de Jesús que Dios los ponga en mano de la Justicia, que el Señor sea el abogado, y que paguen por el crimen que cometieron”, expresó a pesar del dolor que le embargaba.
Lourdes de la Cruz, hermana de la víctima, lo define como un hombre “intachable, entregado, de su casa, ”. Lamentó que siendo creyente de unos valores, al final no sirvieran para nada.