Primero: felicitar al gobierno porque cumplió con el deber de informar a tiempo la llegada del ciclón María;
Segundo: felicitar a la población que acudió a tiempo a los refugios, aunque algunos, con sus razones, no quisieron aceptar esas facilidades;
Tercero: felicitar a las Fuerzas Armadas, la Policía, la Armada (Marina), Fuerza Aérea, los demás cuerpos armados, el excelente nivel de cumplimiento del servicio de auxilio y asistencia del 911 y el siempre eficiente y abnegado Cuerpo de Bomberos Civiles, la Defensa Civil;
Cuarto: reconocer a miles de voluntarios que acudieron a trabajar para salvar vidas y solucionar problemas propios de una situación calamitosa como la que acabamos de pasar;
Quinto: un gran aplauso para la prensa por haber cumplido con su deber de informar al pueblo, incluyendo lindas jovencitas que hicieron su trabajo periodístico con gran profesionalidad;
Sexto: saludar la inteligente y humana decisión del Colegio Médico Dominicano de postergar sus justos reclamos hasta que pasara la emergencia nacional.
Sétimo: resaltar el constante ejercicio de la solidaridad sin límites y sin mirar riesgos, desarrollado cada vez que hay un gran acontecimiento que requiera de la ayuda de todos.
Octavo: reconocer el servicio prestado por la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales y su manejo de las represas, así como los cortes de servicio necesarios en una situación como la vivida;
Noveno: resaltar el excelente servicio prestado por los acueductos públicos de todo el país.
Décimo: reconocer el buen servicio prestado por los sistemas de televisión por cable y del mantenimiento de las facilidades de Internet;
Undécimo: el respeto a la verdad, a que se alejaran y desoyeran voces malsanas que siempre dicen tener las últimas noticias, las de fuente confiable, fue mantenido y elevado, también, por las redes sociales cuya contribución al conocimiento de las situaciones reales contribuyó, en gran medida, con la tranquilidad familiar.
En medio de una situación como la pasada, se descubren muchas cosas buenas, nobles, reconocibles, reconocidas, actitudes y conductas que indican un patrón que todos debemos seguir: solidaridad, amor al prójimo, respeto por sus semejantes.
Seguir esa línea de conducta debe ser una constante, una práctica diaria y permanente, para que, realmente, seamos capaces de crear un mejor país, pero para todos.
Como parte de los excelentes reportajes televisivos, los jóvenes periodistas contribuyeron a que el conocimiento de lo que ocurría en vivo, a tiempo, para que cada uno tuviera consciencia de lo acontecido.
Esos reportajes, esas informaciones dichas de manera sosegada, contribuyeron a la tranquilidad familiar.
Sirvieron también las informaciones para denunciar la penetración haitiana como la que presentó a varias familias de haitianos que viven en la zona costera de Cabeza de Toro y ninguna habla español. Además, por allí parieron dos mujeres haitianas.