Ninguna causa política, religiosa o de otra índole, en ningún lugar del mundo, puede pretender que la aniquilación de vidas inocentes pueda ser aceptada como método de lucha valedero. Y es en esa virtud que los atentados de este viernes en París, Francia, que costaron 160 vidas inocentes, constituyen un atentado contra toda en humanidad, sin discriminación de credo religioso, ideología o cualquier doctrina o filosofía. Por la atrocidad que lo caracteriza el terrorismo está excluido de todo convencionalismo concebido para frenar los excesos que suelen cometerse en los conflictos bélicos. Por eso se persigue el crimen de guerra.

Los atentados cometidos en París deben motivar no solo la repulsa que han generado desde el principio, sino también una contundente respuesta contra las fuerzas que practican la aniquilación de personas a nombre de su causa. El terrorismo, de cualquier naturaleza u origen, es el peor ingrediente que puede caer sobre una sociedad que ame y respete la vida y debe ser combatido en todo terreno y circunstancia. Las naciones de Europa deben mirarse en el espejo de Francia y reaccionar de manera unificada contra el terrorismo. Vacilar en estos momentos es arriesgarse a que los terroristas conviertan en inseguro cualquier lugar del planeta. Hay que sentir y actuar bajo la convicción de que los atentados de París son en realidad ataques contra toda la humanidad.

Estímulo al emprendedor

La capacidad de concebir proyectos innovadores enfocados a la producción de bienes o a los servicios requiere una alta dosis de dedicación y sacrificio par ser digno de alcanzar las metas. Pero eso no basta. Muchas buenas ideas se quedan en el tintero si no encuentran la mano amiga del estímulo, del reconocimiento de méritos, que hacen que el emprendedor se sienta comprometido no solo con su idea, sino fundamentalmente con el público que empieza a acogerla con un aplauso.

Para nosotros, el reconocimiento otorgado en la III Feria de Emprendedores a las empresas Pass Fort, Green Car Wash y Caribbean Pulp & Paper es ese espaldarazo que compromete a llegar aún más lejos en innovación. Reconocimiento que, por cierto, lleva el nombre de Pepín Corripio, un auténtico emprendedor.