Auge de los concursos de arte

Auge de los concursos de arte

En 2018 se han celebrado, hasta ahora, cinco concursos nacionales de arte, exitosos todos. Se sucedieron el Concurso por los Valores y la Protección del Medio Ambiente, el Concurso Premio de Pintura Joven Casa de Teatro, el Concurso del Patrimonio Cultural Europeo, el Concurso Pinta el Cacao Dominicano, el Concurso de Pintura “Buddy Bår” –todavía pendiente de resultados–.
Tres son nacionales, dos internacionales en el sentido de que las instituciones organizadoras y patrocinadoras son misiones diplomáticas. Tres se reservaron a los menores de 35 años, y dos sin límite de edad. Cuatro propusieron un tema de interpretación precisa o amplia y uno dejó a los artistas total libertad. En fin, estos certámenes tuvieron a la vez denominadores comunes –siendo el primero sus éxitos respectivos– y características propias, que iremos recordando.
La pintura siempre. Si es legítimo y necesario que los grandes concursos bienales con metas experimentales y altas premiaciones –o sea la Bienal Nacional de Artes Visuales y el Concurso de Arte Eduardo León Jimenes– estén abiertos a cualquier clase de expresión visual, mixta aún, y los premios se otorguen acordes con ese planteamiento, para las competiciones en artes plásticas más modestas y que establecen límites de fondo, forma y/o participación, se justifica plenamente una sola categoría.
Luego, conociendo las dificultades que atraviesa la obra escultórica, la incertidumbre que, salvo excepciones y maestrías cimeras, resalta en las instalaciones, cuando se quiere lucir, en lo contemporáneo, un legado histórico, una creatividad valorable y una solidez técnica la pintura se impone, y los resultados confirmaron esta elección.
¡La República Dominicana sigue siendo un país de pintores, no cabe duda!
Observamos que la pintura mantiene pincelada y gesto, textura, pasta y colorido, que mensaje y contenido se comprometen con temas y preocupaciones de la época, mientras la forma continua guiando a los trabajos figurativos, y hasta un informalismo bien dominado a los abstractos.
Salvo en el concurso de Casa de Teatro y su tradición de temática libre, los artistas han tratado gustosamente un tema, versando sobre valores, conceptos y elementos vitales. ¡Más evocador y familiar para el artista, más estimula su caudal real-imaginario, su capacidad de investigar y (re)inventar! Nuestros pintores frecuentemente se vuelven poetas y humoristas.
Premios, menciones y modalidades. Una primera sorpresa surge del número de participaciones, a pesar de que se suele disponer de un plazo corto entre la convocatoria y la entrega. Observamos así que nuestros artistas siempre están trabajando y a la expectativa de mostrar su talento.
Ejemplos fehacientes son el Concurso de Casa de Teatro con 92 obras y 43 participantes, y Pinta el Cacao Dominicano con 114 seleccionados.
Si los premios son muy módicos en relación con las dos “grandes” competiciones, ofrecen proporcionalmente mayor oportunidad, y una excelente iniciativa consiste en que las Menciones –inscritas en las bases– agregan al honor un incentivo en metálico.
Sin embargo, una injusticia debe resolverse. Si los organizadores –dominicanos– no son entidades estatales o fundación con personalidad jurídica, se (mal)trata a los artistas ganadores, ¡como si el concurso de arte fuera juego de azar, banca de apuesta, lotería o lucro publicitario! Los premios se amputan de un 25 %, una cantidad considerable y la cuarta parte de su monto: se les aplica la Ley 253-12 del 13 de noviembre 2012.
Una enmienda por el mismo Congreso, impulsada por su activa sección cultural, corregiría esta “clasificación” perjudicial: un concurso de arte significa la máxima expresión del patrimonio cultural nacional y una contribución altruista, aparte de que las sumas correspondientes equivalen a una gota de agua en el mar de beneficios ordinarios….

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