El déficit comercial de bienes de República Dominicana con Estados Unidos es una de las principales fuentes de los desbalances de las cuentas comerciales y corrientes de la balanza de pago y, en consecuencia, de los crecientes endeudamientos exteriores del país.

Desde 2000 hasta 2013, dicho exceso de valor importado sobre el exportado ha escalado verticalmente 3139% de 89,5 a 2899 millones de dólares, tras registrar un pico de 3127 millones en 2011.

Después de 14 años, el valor de las exportaciones ha bajado 2,82% a 4 mil 260 de 4 mil 383 millones, en tanto el de las importaciones ha subido 60,05% a 7 mil 159 de 4 mil 473 millones.

Asimismo, en el primer semestre del corriente 2014, en comparación con el similar lapso del año anterior, el saldo negativo de las transacciones de mercaderías ha crecido 21,31% de mil 485 a mil 802 millones, a raíz del pronunciado ascenso de 11,19% a 3 mil 960 millones de dólares de las importaciones, frente al leve descenso de 3,95% a 2 mil 159 millones de las exportaciones.

Entre septiembre de 2004 y el pasado junio del año en curso, los números rojos tabulados en el comercio domínico-americano han obedecido tanto a las políticas monetaria de sobrevaluación de la tasa de cambio de pesos por dólar y comercial de apertura consagrada en el DR-Cafta, así como las bajas tasas de productividad laboral y competitividad empresarial que adolecen la mayor parte de las plantas industriales y plantaciones agrarias o las empresas y corporaciones urbanas y rurales-

Por caso, la ejecución del acuerdo comercial plurinacional llamado DR-Cafta, desde marzo de 2007 hasta junio de este año, ha significado para la economía dominicana la acumulación del astronómico saldo deficitario de 19 mil 445 millones de dólares solo con Estados Unidos, cifra equivalente al pesado fardo promedio mensual de 221 millones durante 88 meses.

Este tipo de déficit de comercio de bienes con la economía norteamericana equivale, en sentido general, a un exceso de gastos en dólares sobre ingresos del sector privado que se cubre en gran medida con adeudos externos y consecuentes pagos de capitales e intereses a cargo del sector estatal.

Vale decir, en definitiva, mediante recortes hechos primordialmente a los ingresos laborales de las distintas capas de trabajadores y consumidores en forma de tributaciones y tasas.

A final de cuentas, el grave problema económico del déficit de la balanza comercial de bienes e incompetitividad empresaria de la República Dominicana, en particular con Estados Unidos, no tiene otra solución viable que no sea desarrollar una estrategia y programación de industrialización, agriculturización y agro-industrialización sobre la base de la formulación e implementación de proyectos y políticas.

Entre estas acciones gubernamentales y estatales más relevantes se pueden mencionar las siguientes: modernización empresarial, capacitación laboral, desmonopolización y desoligopolización de los negocios, renegociación de acuerdos comerciales incluyendo el DR-Cafta, acentuación de la integración regional, redistribución justa del ingreso y patrimonio, progresividad tributaria.

Asimismo, lucha contra la evasión, elusión y omisión fiscales, desmonte de los subsidios al Banco Central y las corporaciones energéticas, reforma del transporte, salud y seguridad social, construcción de obras productivas, educación+investigación+tecnificación+innovación, devaluación de las tasas de cambio, bajada de las tasas de interés real, subida de las tasas de salario real, preservación ambiental e institucionalización democrática y republicana del Estado y la sociedad.