Baja petrolera no incide en precios

Baja petrolera no incide en precios

Salvo en los precios de los combustibles, el abaratamiento de los ‘commodities’ no ha incidido en los precios locales de bienes y servicios. En el caso particular de las bajas en los combustibles en correspondencia con la tendencia del petróleo, el único efecto ha sido el tímido abaratamiento de los pasajes urbanos, decidido por uno de los gremios locales del transporte. Como factor de costo en la producción de bienes y servicios, la declinación de precios de los destilados de petróleo no ha motivado disminución alguna en los precios finales.

Para tener una idea de lo irregular de la rigidez de precios, basta considerar que el costo promedio del petróleo fue de US$105.49 al cierre de diciembre de 2013 y de US$36.56 al final de diciembre de 2015. Además, los precios de los demás ‘commodities’, incluyendo materias primas de innumerables productos locales, se han desplomado durante ese lapso, pero en los precios finales no ha habido el más tenue reflejo de esa situación, y mucho menos en nuestro intrincado mercado de energía eléctrica.

Las autoridades tienen que crear medios para que la población se beneficie de las bajas del petróleo y sus derivados, así como de los demás ‘commodities’. El automatismo que determina los aumentos de precios cuando suben el crudo y los destilados debería regir para cuando bajan. Sería lo razonable y justo.

Es un grave error olvidar al adicto

Que en Santo Domingo Este, un adolescente de 15 años matara de una estocada a otro de 14, por haberle negado dinero para comprar marihuana, es un incidente que cabe en el paquete de secuelas que se derivan de la adicción. La búsqueda de la próxima dosis lleva al narcodependiente a umbrales en los que frecuentemente está la violencia, la agresión. Pero en este país el adicto es cosa del olvido y la indiferencia, y la lucha contra las drogas se enfoca en el mercado de oferta y demanda, no en las consecuencias del creciente consumo.

La política sanitaria estatal hace poco o ningún énfasis en la necesidad de rescatar adictos, como forma de debilitar la parte del mercado de drogas integrada por la demanda, por las víctimas del negocio. Hace falta una reingeniería profunda. Olvidar que el adicto es víctima ha sido un yerro garrafal.

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