Resultaría una empresa casi imposible poder escoger el mejor entre los cientos de miles de escritos y elogios prodigados a la legendaria figura de Edson Arantes do Nascimento, conocido universalmente como Pelé, exjugador brasileño, considerado históricamente el Rey del fútbol, gracias a su increíble edificio de hazañas durante su vasta y fabulosa carrera.
Horacio Ferrer, escritor, poeta y compositor uruguayo, nacionalizado argentino, escribió “Balada para Pelé”, un texto que no solo lo coloca en un sitial de prestigio entre los autores que han abordado la literatura de tema deportivo, sino además por su calidad y estilo que compite con las mejores creaciones que en cualquier etapa se hayan producido para exaltar al mítico personaje.
Pelé tuvo una infancia con grandes carencias por pertenecer a una familia que vivía en los más bajos niveles de la pobreza; mientras aprendía las primeras lecciones para dominar el balón, se ganaba la vida como limpiabotas. Sin que transcurriera mucho tiempo, se pudo notar una destreza especial en su desplazamiento. Con apenas quince años fue fichado en el 1956 por el equipo Santos de Sao Paulo, el equipo de su vida, después de la selección nacional de Brasil.
Su glorioso periplo por los más diversos escenarios del popular deporte, se inició con su debut en la selección carioca con sólo diecisiete años, siendo clave para la obtención del título mundial en Suecia en 1958. Su juego artístico y dominador, llamado el juego bonito, asombró a todos. Su espectacular accionar y extraordinarios resultados lo catapultaron como el mejor jugador, encabezando los triunfos mundialistas de Brasil en los campeonatos de Chile en 1962 y México en 1970.
“La Perla Negra” ganó con su equipo local diez campeonatos Paulistas, dos veces la Copa Libertadores, dos veces la Copa Intercontinental y el primer Campeonato Mundial de clubes. Tras conquistar todos los títulos importantes y totalizar 1,284 goles e n 1, 363 partidos, anunció su retiro en 1974. Sin embargo, fichó en 1975 por el Cosmos de Nueva York, con el propósito de promocionar esta disciplina en los Estados Unidos.
Entre otros reconocimientos importantes, destacan el Premio Internacional de la Paz y el de Atleta del siglo en 1980. En 1995 fue nombrado Ministro de Deportes en su país, desde donde promovió la Ley Pelé que pretendía modificar la legislación en materia de contratos entre clubes y jugadores.
Ferrer, que murió en el 2014 a los 81 años de edad, también fue un prolífico autor de tangos de gran acogida, un gran fanático del fútbol, y sobre todo, tenía a Pelé como su ídolo deportivo, a quien conoció personalmente y disfrutó sus estelares actuaciones.
BALADA PARA PELÉ
A Edson Arantes do Nascimento,
Pelé
Le hicieron-pobre- la cuna
con un grano de café
bajo la luna.
Su esbozo
Fue un trozo de claro viento.
La luna
Era una vela en la favela.
Y el arrorró oscuro,
El coro
de aquella hambruna,
donde se hornean el fútbol y los shoros
en estado puro.
Edson Arantes do Nascimento,
Por un momento,
Pareció predestinado
-fatalmente
a abrir las puertas de los coches
alquilados del turismo
por un cruceiro
impertinente
Pero una noche
-los brujos tienen pandeiros- vaya uno
a saber
por qué atavismo
caliente de su ser
se reencarnó en bailarín
el chiquilín:
medio Marceu, medio Chaplin,
con fueros
de canillita y de torero
Pero el modo sutil
y el condombero
y tablonero
del Brasil.
Y Edson Arantes do Nascimento,
que tenía un remiendo en el trasero,
y otro remendó – grave –en la comida,
pero todo un talento,
bien entero,
meta samba,
apretó como dios Manda
la de trapo contra el piso
y le hizo, a la vida,
sin permiso,
un soberbio pas de deux remacumbero.
Y es ahora un son universal.
Y esos goles! Goles, che
Algunos, para filmarlos
como si fueran cuadros y guardarlos ¡