Balance 2014 del sector obrero

Balance 2014 del sector obrero

Por las más diversas vías se ha llegado a la penosa conclusión de que el crecimiento vigoroso de nuestra economía carece de efectos sobre la calidad de vida de la gente, no genera nuevas fuentes de trabajo y, en cambio, deja al empresariado una alta rentabilidad. En esta ocasión son las centrales sindicales CNUS, CASC y la CNTD las que, en un balance sobre la situación del sector laboral durante 2014, llegan a conclusiones dramáticas acerca de los efectos de la bonanza económica sobre este sector.

El pobre impacto del crecimiento económico sobre el ámbito laboral se manifiesta, por ejemplo, en que la capacidad adquisitiva de los trabajadores se quedó intacta a pesar del repunte económico, mientras que la rentabilidad de sectores empresariales aumentó. También los salarios quedaron por debajo del índice de crecimiento del PIB en el mismo período.

Un caso patético es que mientras se pronostica que las bajas petroleras influirán para que en 2015 la economía crezca hasta un 7%, todavía la eventual elevación de los salarios de los trabajadores público y privado está en un limbo de indefinición. La poca influencia del crecimiento económico sobre la calidad de vida no varía ni siquiera para satisfacer disposiciones que sobre el particular contiene la Estrategia Nacional de Desarrollo. Es evidente que hay que hacer ajustes importantes.

VÍCTIMAS DE IRRACIONALIDAD

La muerte de los niños Loriani y Kelvin Segura Batista, de 3 y 2 años de edad, quemados al incendiarse la casa en que los dejó Keysa Batista, su madre, para irse a fiestar a un colmadón, resume un acto de irracionalidad muy común en este país. No es la primera vez que por irresponsabilidad de los padres al dejar solos y encerrados a niños de corta edad, se producen sucesos tan tristes como el que ocurrió en Boca Chica.

Aunque la protección de los niños es un instinto materno que por regla general está por encima de cualquier tentación o capricho, la frecuencia de casos como el que nos ocupa indica que en algunas personas la irracionalidad tiene más fuerza que el instinto materno. Algo deben hacer los planificadores sociales para educar sobre la prioridad ineludible del cuidado de los hijos, de no dejarlos a merced del peligro.

 

 

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