Pas de deux: Gala de Primavera, ha sido el espectáculo ofrecido por el Ballet Nacional Dominicano bajo la nueva dirección de Armando González. El simple título “Pas de Deux” es una forma de atraer al público amante de la danza clásica y de alguna manera importantizar el género que dio origen en 1981, al otrora Ballet Clásico Nacional.
El programa inició con el “pas de deux” del ballet “Carmen”, en una adaptación de Iván Monreal sobre el original de Alberto Alonso, en la que se mantiene el espíritu de la danza, caracterizada por pasos fuertes y ritmados.
Alba López, hermosa bailarina, posee buena técnica, sin embargo, su Carmen está desprovista del “élan vital” del personaje: la pasión. Marcos Rodríguez ofrece el soporte preciso como buen “partenaire”, y su danza es fluida y vigorosa.
El ambiente cortesano propicia el hermoso “pas de trois” del primer acto del “Lago de los Cisnes”. Rosa Horber, Yuleidi Pérez y Noel Contreras asumen el estilo de este emblemático trío. El bello vestuario, diseño de Patricia Huerta, apropiado, es un punto a destacar.
El famoso “pas de deux –Adagio” de Frigia y Espartaco, del segundo acto del ballet moderno “Espartaco”, tiene dos intérpretes formidables: Ariadna Roblejo y Alexander Duval; la coreografía basada en el original de Yury Grigorovich, inspirada en la exquisita música de Aram Khachaturian se unen en un ideal estético, los bailarines trascienden en una danza donde todo es pasión y emoción.
El corto coreográfico de Michel Fokine, “La muerte del cisne”, ajeno a todo virtuosismo, demanda de gran capacidad interpretativa; la bailarina Eva Di Vanna, en vuelo rasante con pequeños “pas de bourée”, se desplaza y sugiere con el movimiento de los brazos las alas del cisne moribundo, logrando en alguna medida proyectar el lirismo y plasticidad del eterno “cisne” de Fokine.
La primera parte del programa cierra con “Tchaikovsky Pas de de Deux”, de Gorge Balanchine, interpretado por dos primeras figuras: Valeria Melogno y Maikel Acosta.
El talento creativo de cuatro jóvenes coreógrafos dominicanos se manifiesta en la segunda parte del programa. El ballet “Saturación” de Pablo Pérez, es una pieza entrañable que tuvimos la oportunidad de ver el año pasado, hoy reiteramos nuestro parecer: “Como un orífice poseído de duende, Pablo Pérez construye su danza pletórica de artificios, el ‘collage’ musical que incluye compositores contemporáneos es apropiado a su propuesta”.
Los bailarines Valeria Melogno, Laura Benítez, Ariadna Roblejo, Alexander Duval y Maikel, lucen estupendos.
El paso a dos “Preciso momento” del coreógrafo, Marcos Rodríguez, es una pieza hermosa, descriptiva; su creador nos dice “Cada eslabón de la vida se sincroniza en tiempo, hora y lugar para que la magia suceda en ese preciso momento”, y esa magia en el espacio se produjo en el momento en que los bailarines, Yuleidi Pérez y el propio Marcos Rodríguez, transformaron las palabras en hermosos movimientos y formas. Reiteramos, magnífico trabajo creativo e interpretativo.
“Ensueño” es un hermoso dueto creado por Alexander Duval, quien además lo interpreta junto a María Emilia García; ambos crean esa atmósfera sutil, de ensoñación, en alas de la hermosa música de César Benito, el “Tema de Sira”.
El cierre del espectáculo nos tenía reservada una gran sorpresa, el ballet “Lo necesario del caos” de Erick Guzmán, es una verdadera joya coreográfica, desbordante de creatividad. Dividido en seis escenas, la abstracción y simbolismo de cada una convierten el impredecible caos en emoción fugaz que emana de cada movimiento, de cada formación alegórica. Los bailarines del Ballet Nacional, imbuidos del espíritu de la danza, dieron vida a este reverso del orden, en el que cada uno es parte del todo, de ese caos espectacular al que se une la anarquía musical, con su mezcla de cuerdas y elementos electrónicos. La amalgama de luces manejadas por Rubén Lara contribuye a realzar la belleza paradójica del caos.