BELO HORIZONTE, Brasil, AFP) .- El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) abrió ayer lunes su asamblea anual con una agenda que prioriza la integración regional, el incremento de los préstamos al sector privado y las inversiones en infraestructura, mientras discute condonar, sin plazo definido, la deuda de los países más pobres.
El cuarto presidente del organismo, el colombiano Luis Alberto Moreno, en su primera reunión de gobernadores, se interrogó sobre el papel del BID en una región en crecimiento pero profundamente marcada por la desigualdad y la pobreza.
¿Qué debemos hacer para no perder el tren de la historia?, se preguntó Moreno. El banco debe bregar por la integración energética de América Latina y el Caribe, pero también su integración social y competitiva, señaló. El jefe del BID dijo que América Latina y el Caribe se suben al tren de la globalización con muchas desventajas, subrayando durante su discurso morirían 25 niños latinoamericanos, de los 1.200 que perecen a diario por causas relacionadas con la pobreza que afecta a 213 millones de habitantes en la región.
En consecuencia el BID debe ser un banco que escuche, cercano a la gente y para ello debe descentralizarse, ser más ágil y más eficiente en el movimiento de sus recursos y financiar el cierre de todas las brechas que existen en el continente, democratizando el comercio y el crédito. Moreno propició un programa estructural contra la pobreza y abogó por incrementar los préstamos al sector privado, incentivando la asociación entre el área pública y la privada. En ese sentido, anunció la convocatoria a una conferencia internacional el 11 de junio próximo, para coordinar esfuerzos con el fin de ayudar a quienes están en la base de la pirámide.
En cuanto a los programas de infraestructura apoyados por el BID, Moreno afirmó que éstos deben tener un objetivo de integración que conecte a las Américas.
Aludiendo al famoso libro de su compatriota Gabriel García Márquez, el presidente del banco regional abogó porque los próximos 100 años sean no de soledad, sino de solidaridad. Paradójicamente, quien le siguió en el uso de la palabra, el presidente de Bolivia, Evo Morales, dio su testimonio de las dificultades del BID para expresar esa solidaridad. El líder indígena boliviano agradeció a Japón y al Banco Mundial por haber perdonado la deuda de su país.
El BID discute la anulación de la deuda de los cinco países más pobres del henisferio -Bolivia, Honduras, Guyana, Haití y Nicaragua- sin conseguir hasta ahora un acuerdo sobre los mecanismos de esa iniciativa.
Morales dijo a la asamblea que su gobierno apuesta por cambios profundos en democracia y llamó a las empresas extranjeras que explotan hidrocarburos en su país a entender la necesidad de que las mayorías nacionales vivan mejor. El presidente boliviano justificó las actuales negociaciones para lograr una distribución más equitativa de los beneficios obtenidos de los hidrocarburos, proponiendo un comercio justo.
Luego del saqueo de nuestros recursos naturales, reclamamos reparar esa injusticia de más de 500 años, dijo. No es posible que las empresas sigan saqueando nuestros recursos sin tener en cuenta nuestras necesidades.
El gobierno de Morales debe definir cómo aplicará una ley que determina la nacionalización de los hidrocarburos de su país. En una conferencia de prensa, reiteró que no preocederá a expropiaciones de los bienes de las compañías extranjeras.
En relación a los tratados de libre comercio firmados recientemente por varios países latinoamericanos con Estados Unidos, Morales afirmó que Bolivia favorece un comercio que cree fuentes de trabajo y no nos quite mercados, en alusión al acuerdo con Colombia, que cerrará las exportaciones bolivianas de soja a ese país.