Barrios capitalinos sufren brutal falta de saneamiento ambiental

Barrios capitalinos sufren brutal falta de saneamiento ambiental

El saneamiento es un derecho humano fundamental directamente relacionado con los niveles de desarrollo de los países. República Dominicana enfrenta un gran reto para superar los problemas de saneamiento ambiental tanto en el campo como en las ciudades. La Estrategia Nacional de Saneamiento responde a esta problemática de forma global y marca los pasos a seguir para transformarla de raíz.

A orillas del Ozama. Javier vive en Los Guandules, un barrio de Santo Domingo, DN, en las inmediaciones del río Ozama. Esta barriada de la capital dominicana sufre de una brutal falta de saneamiento básico ambiental. En las zonas altas, donde las calles están asfaltadas, el agua se pierde por las fugas de las tuberías que los vecinos instalan. En cambio, en los sectores más próximos al río, la mayoría de las familias no tiene acceso al agua en sus domicilios.

Javier conoce bien su barrio. Es un líder comunitario que lleva muchos años luchando para que las autoridades hagan algo para subsanar esta falta de servicios de saneamiento. “El barrio está mejor que hace unos años en algunos aspectos. Algunas cañadas han sido tapadas. Antes había que caminar entre tablones para cruzarlas”. Sin embargo, esta solución solo consigue ocultar el problema. Las cañadas se desbordan cuando hay lluvias fuertes, la basura las tapona y se producen inundaciones. En época de sequía el mal olor que emanan hace insoportable estar en sus inmediaciones.

Luz María González es la directora de la Escuela Santa Filomena de Fe y Alegría de Los Guandules. Una de estas cañadas tapadas atraviesa este centro educativo de un lado a otro. “El olor es insoportable, sobre todo en las aulas de la planta baja. En época de calor es casi imposible trabajar”. Parece increíble que se haya permitido la construcción de este tipo de estructuras escolares en terrenos con estas condiciones sanitarias. Sin embargo, Javier nos muestra el proyecto en construcción de una escuela pública de más de 2,000 estudiantes a orillas de la cañada Bonavides, no muy lejos del río Ozama. El proyecto está paralizado de momento por la falta de viabilidad del terreno.

Durante el recorrido que realizamos junto a Javier presenciamos cómo unos niños transportaban a la cañada varios sacos de basura y los botaban en su cauce. Javier nos explica que en ciertas zonas del barrio entran pequeños camiones a buscar la basura. Sin embargo en la zona baja, no hay ningún servicio de recogida. Los vecinos utilizan las cañadas y el río como vertedero. Incluso las familias que están a la vera del río utilizan los desechos como relleno para ganarle terreno al Ozama. Estas familias no disponen de ningún servicio de saneamiento: toman agua, se bañan y hacen sus necesidades en el río.

Javier y los demás vecinos que viven en la zona media y alta del barrio disponen de sanitarios en sus casas. Todos tienen pozos ciegos, pues el sistema de alcantarillado no existe, como en la mayoría de los barrios y residenciales de Santo Domingo. Los residuos permean en la tierra, contaminando directamente las aguas subterráneas. Los que no tienen agua en sus casas se las arreglan para almacenar agua en cubos, tanques y galones. Las mujeres y las niñas son las encargadas de buscar el agua. Los que disponen de agua en sus casas o en sus patios también la almacenan porque el servicio no es regular: llega agua ciertos días a la semana, los otros días no hay.
El mal olor, la basura y por ende las moscas, los mosquitos, las cucarachas y las ratas forman parte del escenario en el que transcurre la vida de la mayor parte de los habitantes de estos barrios marginales. Sin embargo, no podemos pensar que estos problemas de saneamiento ambiental y las enfermedades que se asocian a esta falta de higiene solo se circunscriben a estos sectores pobres de la Capital.

Las cifras no engañan: en Santo Domingo solo se trata el 2% de las aguas residuales que se producen. A nivel nacional el porcentaje asciende al 7%. Esto quiere decir que la mayor parte de las aguas grises y negras producidas por la población dominicana van a parar a la naturaleza, contaminando las aguas subterráneas, los ríos y costas.

A nivel nacional, la gestión de los residuos sólidos es bastante precaria. Los ayuntamientos poseen pocos recursos técnicos y financieros para financiar este servicio. Por otro lado, la falta de higiene y de limpieza en las calles es principalmente un problema de conciencia ciudadana. Botellas plásticas y “foam” (espuma plástica) forman parte del escenario urbano de la RD.

En los vertederos residuos de todo tipo se amontonan en terrenos a menudo cercanos a lagunas, cañadas y ríos. No se aplican medidas de manejo o de tratamiento de ningún tipo a los residuos peligrosos procedentes de hospitales o de industrias. Los incendios producto de la descomposición de los diferentes materiales generan gases altamente tóxicos y cancerígenos que forman ya parte del ambiente que se respira en la mayoría de las ciudades.

Repercusiones de la falta de saneamiento y búsqueda de soluciones. La contaminación de nuestros acuíferos y nuestras costas, así como del aire que respiramos, tienen repercusiones terribles para nuestra salud. Más de la mitad de las consultas médicas del país están directamente relacionadas con la falta de saneamiento ambiental y son también la principal causa de mortalidad en menores de 5 años. Asimismo, el cólera y las enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, la chikungunya o el zika se convierten rápidamente en epidemias en ambientes poco saneados.

A las consecuencias para la salud se suman las repercusiones económicas. A la enfermedad se añade la preocupación de cómo hacer frente a los gastos en médicos y medicinas. El ausentismo repercute además en la productividad de las empresas y en la buena marcha escolar. También incide en el buen desarrollo de un sector fundamental para nuestra economía: el turismo.

En 2010, la Mesa Nacional del Agua puso en marcha el desarrollo de la Estrategia Nacional de Saneamiento. Una iniciativa que define las líneas estratégicas del sector en función de la problemática global. Para ello se realizaron dos diagnósticos nacionales, uno centrado en el agua y el saneamiento y otro en los residuos sólidos. A partir del análisis de los datos arrojados en estos estudios, la Comisión Nacional de Saneamiento elaboró una propuesta que establece las pautas a seguir para mejorar el saneamiento en la RD.

Hoy en día el Consejo Directivo para la Reforma y Modernización del Sector Agua Potable y Saneamiento sabe de forma clara y precisa qué se debe hacer para que toda la población dominicana disfrute del derecho al agua potable y del derecho al saneamiento de aquí a 2030.

Sin embargo, las instituciones responsables de brindarnos este servicio necesitan que la población colabore desde sus hogares. Nuestro rol es fundamental para hacer de la RD un país más sano y agradable:

-Da un buen manejo al agua que recibes: cierra la llave cuando no la estés utilizando.
-Si almacenas agua: trátala con cloro y cúbrela.
-Reduce, clasifica, reutiliza y recicla tus residuos y si tienes jardín, haz tu propia abonera.

-Nunca quemes basura, ni la arrojes en ríos y cañadas o al alcantarillado.
-Participa en asociaciones para velar porque las instituciones asuman las responsabilidades que establece la ENS.

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