Siempre hay que hablar del boxeo, al que muchos no consideran un deporte honesto por la forma en que se maneja, por el desorden que existe y el «tufillo» de mafia que siempre lo acompaña.
No obstante, la gente lo sigue, lo respalda y deja que lo “engañen” como en esta ocasión, en que más que deporte es un espectáculo el que se montará el próximo sábado con Floyd Mayweather y Conor Mcgregor, donde me parece que el único objetivo es el dinero.
Algunos especialistas locales ya lo han definido como un relajo, un fraude o un chiste de mal gusto.
Lo peor es que el público apoya el show y pagará un buen dinero por verlo, no importa lo que resulte del combate, si es bueno o malo. Pero lo cierto es que este espectáculo tiene su lectura, pero se celebra como forma de revivir el boxeo, ya que está falto de ídolos. Mayweather y Pacquiao ya no son del todo atractivo.
Y la otra lectura es que el boxeo entra en una degeneración, y es una forma de que este deporte levante otros peleadores que sean atractivos no solo para el público, sino para la televisión norteamericana, que cada vez es más exigente.
Esta actividad, y no es un secreto para nadie, no tiene figuras. Cada vez se hace más difícil buscar un peleador que llene las principales plazas del mundo como la ciudad de Las Vegas, Macao, la Florida, e incluso, Puerto Rico.
Los propios promotores y exboxeadores son del criterio de que el espectáculo Mayweather-Connor puede hacerle más daño que bien al boxeo.
El resultado del combate a nadie ayudará, así que veamos esto como pura diversión.
Este negocio está recibiendo tremenda publicidad comercial para un Mayweather que solo le interesa su figura y el dinero, porque podrá mostrarlo y burlarse del público y al señor Connor, que le reconozcan en otros escenarios porque prácticamente es un desconocido. Suerte.
Para contacto @ramoncuello02.