La serie del Caribe tiene sus días contados si no se busca una fórmula eficiente que despierte el entusiasmo que generaba hace unos años. La insistencia de que allí no compitan equipos, sino países, ha generado un desazón que cada vez aleja más al fanático del estadio. Hay que buscar con urgencia una fórmula para evitar que esa fuga continúe. Los organizadores deben pensar en volver atrás, no seguir adelante metiendo la pata y trillando el camino de la terquedad. No puede ser un evento de países porque entonces no sería necesario esperar que el conjunto que asista se desangre jugando una final de nueve partidos y con un día de descanso partir a jugar una serie. El interés que tiene un conjunto es ganar para ir al evento. Por eso el equipo más ganador es el Licey, con 10 series ganadas y eso lo exhibe ese conjunto como un logro particular para su promoción. A pesar de saber esto, la Confederación de Béisbol del Caribe comete el error garrafal de buscar otra forma de competencia que tampoco le ha dado buenos resultados, ya que esto le permite a un equipo mediocre que con un solo partido ganado pueda ser campeón. Pero más aún, invitan a Cuba a jugar como parte de la Serie del Caribe y como resultado tendrán que sacarlos, porque los cubanos no pueden montar el evento, por cuestión meramente económica. La práctica te dice que se debe buscar métodos para que la serie pueda volver a rescatar el brillo que llegó a tener. Quiera Dios que esos dirigentes sean iluminados. Para contacto @ramoncuello02.