En la primera parte de la columna pasada hablé, mejor dicho, dejé establecido sobre la relación que ha existido históricamente entre ACD y el Pabellón de la Fama donde dije que la entidad que agrupa a la crónica deportiva no tiene que ver nada con esa elección.
El sistema del Pabellón es seleccionar sus candidatos y luego nos envían un listado para que votemos por dos escogidos por ellos, solamente de la lista.
Desde que este grupo llegó a la dirección de la entidad en el 2004, dijo “esto es una farsa”, la ACD está siendo utilizada como preservativo, mediante correspondencia le planteamos al presidente de entonces, señor Tony Piña, quien es miembro de la ACD, la situación.
Lo mismo con el doctor Luis Scheker Ortiz y finalmente con el actual presidente, doctor Dionisio Guzmán, con quien tenemos excelente relación y estamos conversando para mejorar el asunto.
Aclarado esto, tenemos que concluir que los directivos del Pabellón de la Fama no son del todo culpables de las buenas o malas elecciones, ya que ellos no tienen métodos ni reglamentos sólidos para esa labor.
Les falta lo principal que es una oficina (que la tienen), con una base de datos que no solo les sirva a ellos para obtener informaciones, sino para que el público o estudiantes que necesiten esos datos los encuentren fácilmente.
Por ello las elecciones no tienen un orden cronológico de los atletas que cada año se hunden en el olvido y se cometen muchos errores por las lagunas que existen cada año en dichas elecciones.
Si se diera lo contrario, cómo se explica que atletas que deberían estar en ese “nicho”, hombres y mujeres con hechos y números suficientes para ser miembros del pabellón.
El tema es largo, por eso prometo volver, además de las críticas a los argumentos baladíes para no llevar algunos de esos atletas al Pabellón.
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