Dionisio Soldevila 
Desde siempre se ha dicho que los dominicanos llevamos el béisbol en la sangre, pero hay que destacar que en algunas familias, pues se lleva esa frase al extremo.
Al hablar de la familia más famosa del béisbol dominicano, no hay que pensarlo mucho para responder que la Alou, donde el patriarca Felipe fue un grandesligas destacado en la década de los 60 y su hijo Moisés tuvo una carrera brillante que lo llevó, incluso, a superar a don Felipe en términos ofensivos.
Los Javier, Julián y Stanley, también representan dignamente las parejas de padre e hijo dominicanos que han visto acción en las mayores.
Actualmente hay dos hijos de peloteros dominicanos que podrían enorgullecer aun más a sus padres pues se encuentran bien encaminados, siguiendo los pasos que ellos dejaron marcados en la Gran Carpa.
El más destacado de todos es Vladimir Guerrero Jr., quien fue firmado hace poco menos de dos años por los Azulejos de Toronto con un bono millonario.
Hoy se encuentra en la sucursal de Clase A de dicho equipo, con apenas 18 años, y jugando con peloteros tres y cuatro años mayores que él.
Guerrero Jr. está bateando .343, con cuatro jonrones y muchos elogian su capacidad de ser paciente en el plato y de recibir boletos, algo que lo convertiría en un bateador más peligroso que su padre, quien disparó 449 jonrones y bateó para .318 en 16 temporadas en las mayores.
Por ahí también se encuentra el hijo de Fernando Tatis, quien lleva su mismo nombre, y que al igual que Guerrero Jr., se encuentra jugando en clase A, pero con los Padres de San Diego.
Tatis hijo también tiene 18 años, firmado en la misma promoción que Guerrero Jr., y está teniendo un excelente desempeño.
En 45 partidos batea para .277, con seis jonrones y 24 remolcadas y, al igual que su padre, se mantiene como una amenaza para los lanzadores contrarios.
Si el béisbol realmente corre por la sangre de los dominicanos, estos son perfectos ejemplos que podrían ayudar a confirmar dicha hipótesis.
¿Se atreve alguien a dudarlo?
