La reciente participación de los Tigres del Licey en la Serie del Caribe celebrada en Culiacán, México, pone de manifiesto una realidad que debe mover a preocupación a la Liga Dominicana de Béisbol Profesional (LIDOM) y a sus seis equipos.
Con las cuatro derrotas sufridas por el conjunto azul suman ahora diez los partidos que de manera consecutiva han perdido los equipos representantes de República Dominicana en el Clásico del Caribe.
Entre los factores que han incidido en la debacle de los equipos dominicanos en la Serie del Caribe se destacan la ausencia de jugadores estelares, el poco tiempo disponible para estructurar el equipo y poca cohesión entre los jugadores.
Asimismo, entendemos que la LIDOM debe confeccionar un calendario que le permita al equipo que resulte campeón tener al menos tres días hábiles para toda la logística que conlleva la conformación del equipo, búsqueda de refuerzos, más los asuntos protocolares relacionados con la visita a Palacio y el visado de los peloteros.
Resulta chocante y paradójico que el país que lidera en coronas y que había mantenido una hegemonía en Series del Caribe hoy sea la cenicienta de dicho evento.
Es hora de que la LIDOM asuma con carácter la conformación de los respectivos equipos que eventualmente representen los colores patrios en el Clásico del Caribe.
Si bien es cierto que nuestro béisbol ha experimentado cambios notables en lo que respecta a las limitaciones impuestas por las Grandes Ligas, la fatiga extrema, los grandes contratos millonarios de algunos peloteros, no es menos cierto que el béisbol que se juega en República Dominicana es el de mayor calidad en toda el área caribeña.