El general retirado Jorge Zorrilla Ozuna puso en circulación una nueva edición de su libro Gregorio Luperón en la ciudad de Nueva York, mientras que el dirigente peledeísta Rubén Jiménez Bichara hizo lo mismo con su obra Páginas Revueltas en la pasada Feria del Libro.
No es nuestro interés analizar el contenido de las dos publicaciones, sino destacar el hecho de que en un momento en que el liderazgo político nacional, con muy raras excepciones, soslaya el cultivo de la historia y literatura, existan plumas de escritores incipientes que tratan de emular a los que fueron sus maestros en el plano político e intelectual.
Los tres grandes partidos dominicanos fueron liderados por insignes intelectuales: Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez. Los dos primeros con una fecunda bibliografía que lo inmortalizaron con obras como Composición Social Dominicana y El Cristo de la Libertad, y el tercero con una verdadera colección de discursos emblemáticos e intervenciones a nivel internacional que lo convirtieron en uno de los mejores oradores del siglo pasado.
El profesor Juan Bosch ha tenido en el Dr. Euclides Gutiérrez Félix su principal continuador y heredero en términos intelectuales, su obra Trujillo, Monarca sin Corona, fue catalogada como una especie de Best Seller por el diario norteamericano The New York Times y apenas hace unos meses puso en circulación cinco obras impresas por Editora Corripio.
Tony Raful Tejada es el dirigente político y escritor más prominente de la oposición, Hugo Tolentino Dipp y Tirso Mejía Ricart tuvieron su época de apogeo, Balaguer tuvo en Ramón A. Font Bernard un gran discípulo.
La incursión de Jiménez Bichara y Zorrilla Ozuna en el campo de las letras o literatura es una señal de que todavía quedan hombres en los partidos políticos inspirados por los ideales, el pensamiento y la creatividad de esos tres gigantes líderes.