SANTIAGO. De pequeño le encantaba construir casitas de madera, como si llevara en la sangre su vocación por la ebanistería. El pasar de los años y la necesidad de trabajar para sustentarse durante su juventud hicieron de esta carrera su medio de vida.
Un día, sin visualizar el enorme sacrificio que implicaría hacer un carro de madera, se impuso a sí mismo hacerlo realidad.
Hoy, luego de haber hecho su sueño realidad, Bienvenido Ortega (César), como le llaman cariñosamente, se levanta todos los días con el mismo entusiasmo de hace 10 años atrás, seguir trabajando en su afán por ver hacer realidad otros sueños parecidos, como por ejemplo fabricar una jeepeta.
A pesar del mal tiempo que le ha tocado vivir, asegura que si no caí preso cuando inventé el primer carro de madera llamado Dominicana 2005, en donde todos mis ahorros estaban ahí, ahora con esta camioneta diseñada completamente en madera y más avanzada, no voy a estar peor. Y es que la carrera de César, inventador innato y probablemente el único en el país, lo hace más visionario a la hora de enfrentar sus metas. Ahora lo que quiero es ver cómo compro una jeepeta vieja, que solo sea el chasis, para comenzar a tapizarla en madera, ese es mi sueño, dice, sin dejar de intuir que cualquier ayuda es bien recibida. Ahora estoy convencido de que puedo hacer carros de madera, dice.
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Su historia
César, como cariñosamente le llaman, compró un carrito para pasear con su familia y realizar varios trabajos, pero esto duró poco, porque casi de inmediato fue desarmado el carro para dar paso a una camioneta de madera. En su taller del barrio El Hoyo de Elías, el inventor guarda celosamente a César 2011, el cual constituye su máximo anhelo. Lo utiliza para su uso personal y no descarta venderlo… Así generaría fondos para seguir, porque argumenta que ese fue el error del primero.