Este mes se conmemora el 35º aniversario de la muerte de Florinda Soriano, conocida como Mamá Tingó, en Hato Viejo, Yamasá, a manos de Ernesto Díaz, a raíz de una querella interpuesta por ella contra el teniente Pablo Díaz.
Esta mujer nació el 8 de noviembre de 1921 hija natural de Eusebia Soriano. Fue bautizada en la parroquia Espíritu Santo de de Villa Mella, el día 6 de diciembre de 1922. Tendría como cinco años cuando murió su madre teniendo que ser criada por su abuela Niní Soriano junto a todos sus hermanos y hermanas en ese mismo lugar.
Iba siendo aún una niña con su abuelita y sus hermanos por las calles de la Capital de Santo Domingo vendiendo unas petaquitas llenas de carbón que ella misma ayudaba a preparar llenándolas y colocándolas en las árganas de los animales.
Contrajo matrimonio con un campesino llamado Felipe con el cual procreó una familia, pero él murió asesinado y ella se dedicó a trabajar y a criar a sus hijos sola.
Era militante de una liga agraria cristiana que agrupaba unos 350 miembros que venían luchando por el derecho a la tierra que trabajaban desde pequeños, en manos fraudulentas de terratenientes, políticos y militares.
Antes de morir había sido apresada junto a otros campesinos.
Mamá Tingó es un símbolo de la lucha de los campesino por el derecho a la tierra que cultiva a quien Tinmarín rinde homenaje. En su honor fue develizada una tarja en El cruce de La Bomba, en la carretera que comunica a Yamasá con Guanuma, una parada del metro y también se han compuesto poesías y varios cantos. Uno de los cantos dice: «No me dejen sola, suban la vó/ Que la tierra e mucha y dá pa tó /En el campo entero se oye una vo/ Vive en hato Viejo, Doña Tingó/ Agarren la mocha y suban la vó; que hay una junta de Sol a Sol».
Fuente: Artículo Mamá Tingó: Mártir campesina.
Autor: José Gómez Cerda.