Boda, violación y aborto

Boda, violación y aborto

Tahira Vargas

Hace unos meses entrevisté a una joven para un estudio que estaba realizando en ese momento sobre juventud y expectativas educativas en distintas ciudades del país. La entrevista inició con una conversación informal sobre sus estudios, su trabajo y su vida social. Al tocar el tema de sus expectativas futuras ella planteó que no sabe qué va a pasar con su futuro. Inmediatamente me hizo un relato que me impactó mucho:
“Hace unos meses me iba a casar. Teníamos la fecha de boda, invitaciones distribuidas, lugar, todo organizado para la boda. Una semana antes de la fecha que se iba a realizar la boda mi novio me llama y me pide que nos juntemos con unos amigos para compartir. Fuimos a cenar y luego de la cena tres amigos de él se montan en el vehículo con nosotros para llevarme a mi casa. No me llevaron a mi casa. Uno de los amigos me tapó los ojos con una venda y me llevaron a un motel. En el motel los tres amigos y mi novio me violaron. Fue terrible para mí. Llegue a pensar en suicidarme. No me atreví a denunciarlo. Dos meses después me doy cuenta que estoy embarazada. No sabía qué hacer. ¿Embarazada de quién, de mi novio y los tres amigos?. Me hice un aborto. Estaba entre la decisión de un aborto o quitarme la vida. No iba a tener un hijo de unos hombres que me violaron y que ni siquiera iba a saber de quién era”.
Su vida cambió de una forma drástica luego de ese acontecimiento. Ser violada por el novio con el que se iba a casar y tres amigos más supuso una vivencia de terror para ella. La decisión del aborto fue la única opción de vida que tuvo en medio de toda esta historia de abuso y muerte de la que fue víctima.
Muchas adolescentes, jóvenes y mujeres son víctimas como Susana de violaciones sexuales, por novios, exnovios, cónyuges o ex cónyuges, quedan embarazadas de esas violaciones y se ven en la encrucijada ante un embarazo que las conecta con el agresor y la violencia perpetrada por él.
El acceso a servicios de salud integral para toda adolescente, joven o mujer que decida interrumpir el embarazo es un derecho, más aún cuando sea víctima de violación sexual, incesto o esté en riesgo su vida.
Ofrecer garantías de salud en cualquier situación de emergencia es la responsabilidad del Estado y con ello no se promueve el aborto, se garantiza que no sigan muriendo las niñas, adolescentes y mujeres porque no cuentan con servicios de salud efectivos.

Más leídas