Bolsa de valores de México tendrá competencia

Bolsa de valores de México tendrá  competencia

Luego de operar por más de cuatro décadas como un monopolio, la única bolsa de valores de México está a punto de enfrentar competencia.
En marzo, Central de Corretajes SA planea comenzar un nuevo mercado de intercambio de valores desde sus oficinas situadas en un elegante vecindario de Ciudad de México y a unos 5 kilómetros al oeste del veterano operador Bolsa Mexicana de Valores SA.
La empresa de 29 años, que tiene otros negocios como una firma de corretaje, dice que la nueva bolsa proporcionará una sacudida a lo que en general se considera uno de los mercados bursátiles más adormecidos entre las principales naciones en desarrollo.

La apuesta es que tener dos sitios para intercambiar acciones en lugar de uno provocará menores costos de negociación, lo que profundizará el mercado al atraer más inversionistas y liberar capital para que los titulares existentes puedan ejecutar operaciones más sofisticadas.
Las empresas, al ver la mayor cantidad de capital disponible, estarán más interesadas en recurrir a los mercados de valores para recaudar dinero para construir fábricas o comprar competidores.

“La liquidez es lo que hace atractivo el mercado y es lo que genera incluso mejores precios para las (empresas) emisoras”, dijo Santiago Urquiza, presidente de la junta de Central de Corretajes. “Y si hay más interés de los inversionistas hay también más interés de las emisoras. Es un circulo donde todo está junto”.

Biva, como se llama la nueva bolsa, planea distinguirse del veterano operador al ofrecer negociaciones anónimas, usando subastas para determinar los precios de cierre y flexibilizando los requisitos para las compañías que buscan cotizar acciones por primera vez, según Urquiza, un exoperador de divisas.
Biva también ha creado una familia de índices bursátiles para México en sociedad con FTSE Russell.

Urquiza, original de Ciudad de México, ha estado tratando de cambiar la bolsa de valores de México por más de una década. El exoperador había escuchado las quejas de los inversionistas: no había suficientes empresas para negociar y el mercado era poco profundo, así que pensó que tener un segundo lugar para comerciar ayudaría.

En 2003, confió en Agustín Carstens, un amigo de la universidad que estaba trabajando en ese momento como subsecretario en la Secretaría de Hacienda de México. Durante una cena con un puñado de amigos en la capital, Carstens, quien ahora es el gerente del Banco de Pagos Internacionales, le respondió que sería una buena idea comenzar una nueva bolsa de valores porque podría ayudar al crecimiento del mercado.

Para cuando volvió a proponer la idea a las autoridades financieras a mediados de 2013, su amigo Carstens era gobernador del banco central de México. “La respuesta fue muy positiva sobre el potencial que esto podría tener para el mercado”, dijo Urquiza.

El ejecutivo solicitó formalmente una concesión para operar una nueva bolsa en 2015 y en agosto, el gobierno de México la aprobó formalmente.

Su objetivo es que el nuevo mercado aumente el volumen de operaciones en un 50% en los próximos tres años, mientras que amplía el número de empresas que cotizan en bolsa en 50% en cinco años.

El mercado bursátil de México está rezagado respecto del de otros países en desarrollo, tanto en sofisticación como en tamaño: solo cotizan alrededor de 150 empresas y el nivel de comercio es escaso.

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