Bosch – valores y práctica política

Bosch – valores y práctica política

SALVADOR BRETÓN HOLGUÍN
“Es el pragmatismo lo que mejor define a los hombres exitosos en este país. Pero no el pragmatismo entendido como un pensamiento filosófico, sino como una práctica brutal que todo lo explica y justifica; siempre y cuando el fin último sea la obtención del poder”. Andrés L. Mateo

Con estas cuartillas no pretendo iniciar ningún tipo de polémica, ni mucho menos auspiciarla; solo deseo precisar algunas reflexiones a partir de los juicios que en los últimos días se reiteran en los diferentes medios de comunicación del país en torno a los valores éticos, discurso y práctica política en la coyuntura electoral.

La íntima compenetración de la teoría y la práctica es dialéctica. Su disociación (que constituye la característica de tantas formas filosóficas, incluso del pragmatismo); es antidialéctica. El hombre está continuamente creando forma de organización social, (y de pensar) y cada nueva forma hace de él un nuevo hombre, un hombre diferente. Obviamente, el hombre hace su propia historia, pero no porque con ella piense poner en ejecución un plan específico; no porque esté obligado a obedecer las leyes de la evolución social o del determinismo económico; no por el afán de descubrir, y luego incorporar en la vida social determinados principios sociales, éticos o políticos eternamente verdaderos; sino simplemente, como resultado de su esfuerzo por satisfacer sus necesidades.

Creemos en este justo esfuerzo del hombre por satisfacer sus necesidades básicas, pero no compartimos el criterio pragmático de que por sobrevivir y ascender socialmente tengamos que violentar los principios éticos en una actividad tan noble como debe ser la práctica política.

En las últimas décadas de lucha política en la República Dominicana encontramos aberraciones de todo tipo que como una constante distorsión la práctica política, la conducta de los dirigentes y minan el terreno social donde se desarrolla esta actividad humana. Sobre todo desde el poder corrupto y utilitario.

Nuestros políticos dan la impresión de que no crecen; apenas aprenden a posar en majestuosas fotos retocadas en cada proceso electoral para un público amorfo que oscila entre oportunistas, indiferentes y energúmenos.

Estos juicios tienen cada día más vigencia y se explican si concebimos la sociedad dominicana como de “capitalismo tardío” donde la estructura interna y sus fuerzas productivas; por razones históricas, ha tenido un ritmo muy lento, permitiendo que en los últimos años aparezcan los pocos políticos de oficio con vocación y aptitudes psicológicas para dirigir.

Bosch dice al respecto, “en el país hay gentes que parecen políticos porque actúan en la vida pública, pero ignoran de manera increíble qué es, y cómo funciona el aparato del Estado, y no entienden una palabra de la relación que existen entre economía, sociología, la historia científica y las funciones políticas”… (Así como cual debe ser su deber desde las funciones públicas).

¿Cuáles son las actitudes que definen una conducta política poco ética?

Entre otras, ofrecer mucho y hacer poco. Crear un exceso de expectativas en torno a la solución de los problemas nacionales más sensibles y no resolver ninguno de estos. La incoherencia política hace que nuestros dirigentes políticos, dentro o fuera del gobierno verbalmente renieguen del clientelismo político, del populismo, así como del oportunismo pragmático. Pero para retroalimentarse y pretender tener vigencia política estimula con discurso y prácticas demagógicas estas rémoras del desarrollo político, económico y social del país.

Finalmente, comparto los conceptos y criterios emitidos por Reinaldo R. Espinal en su artículo “Civismo como virtud democrática” (Periódico Hoy, 12/03/2007), cuando dice…

“Los que creemos en las virtudes de la democracia -sin que ello implique dejar de hacernos cargo de sus debilidades e imperfecciones- hemos de asumir el reto de salvarla y fortalecerla a pesar incluso de los desaciertos cuando no de la rapiña y la estupidez de los partidos políticos, que más que intermediarios creíbles entre el Estado y la sociedad han devenido en maquinarias electorales y en agencias patrimoniales para fomentar la corrupción, el ascenso social y el enriquecimiento ilícito”…
En nuestro país la política partidaria y gubernamental es el escenario donde se exhiben personas que andan en búsqueda de su promoción social porque detrás de ella está la promoción económica o están los privilegios que puede proporcionar el Estado con su poder político y económico.

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