Brasil: La manzana podrida. RD: la meca de la impunidad

Brasil: La manzana podrida. RD: la meca de la impunidad

Tirso Mejía-Ricart

No es posible calcular la magnitud del daño inflingido y el retroceso histórico que ha significado para América Latina, el gran fiasco del experimento progresista de Luiz Ignacio Lula Da Silva y de su continuadora Dilma Rousseff en Brasil.
Líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula fue capaz de aglutinar a otras formaciones políticas, y logró desplazar electoralmente al Partido Social Demócrata de Fernando Enrique Cardoso, un experimentado científico social reformista que sentó las bases del arranque del Brasil hacia el gran desarrollo.
Lula inició grandes programas de reducción de la pobreza. Sin embargo, con el objeto de consolidar su posición y hacer crecer la economía y convertir a su país en una potencia mundial, se lanzó a la aventura de manejos turbios para obtener contratos de construcción de infraestructuras en casi toda América y en África, a través de la firma Odebrecht, con el respaldo del Banco de Desarrollo del Brasil, a cambio de sobrevaluaciones, sobornos y asesorías con expertos en trapacerías electorales, en favor de gobiernos de izquierda y otros candidatos.
Dentro de esa red de corrupción se destacó la República Dominicana, que recibió casi igual de sobornos que Venezuela, solo superados por Brasil, pero con más que todos en proporción a su población. El soborno de los funcionarios dominicanos fue confesado en marzo por Joao Santana y su esposa Mónica, y otros funcionarios de Odebrecht, firma beneficiaria de la mayoría de los contratos.
Al parecer, todo comenzó a aclararse cuando Dilma Rousseff se opuso a hacerle concesiones leoninas a los partidos aliados, particularmente al de su Vicepresidente Michel Temer, quien activó las denuncias y su destitución con la ayuda del Presidente de los diputados Cunha, a pesar de que ambos fueron beneficiarios de los sobornos.
La Odebrecht se sentía tan cómoda en este país de la impunidad que esta le sirvió de base de operaciones para enviar desde aquí los sobornos a los demás países donde actuaba, además de ser exhibido Santana como principal asesor de las campañas electorales del Presidente Medina.
En esas condiciones, pocas personas creen la nueva versión de la convicta Mónica Moura, de que no hubo dinero brasileño en las campañas electorales dominicanas; aparte de los US$92 millones que confesaron fueron entregados a Ángel Rondón.

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