“Amar a una bruja removerá tu mundo, te despojará de años de ideas equivocadas y te hará enfrentarte con lo que se esconde en el fondo de ti mismo, te hará mirar a los ojos del espejo para descubrir qué es lo que ella ve cuando te mira”.

Eva Hyedra López

Durante un tiempo de mi vida, era tanta mi hambre de amor, que fui perdiendo un poco la identidad en cada relación de pareja. Una de las características de las relaciones co-dependientes es que manipulamos, mentimos, fingimos y controlamos por el miedo a perder el vínculo con quien creemos es la fuente de nuestra felicidad. Al mismo tiempo, resentimos que el objeto de nuestro amor tenga tanto poder sobre nosotros y de forma inconsciente buscamos castigar o ser castigados.

Marisol Gutiérrez Rojas dice que las brujas son mujeres vinculadas estrechamente a los poderes telúricos, conocedoras profundas de los ritmos de la vida, de la sexualidad, de la fecundidad; mujeres como las comadronas, las herbolarias, las curanderas y las sanadoras. Aunque durante mucho tiempo no sabía que era bruja, ¡lo soy!

Un día, encontré a una vecina de mis primeros años de infancia en seminarios Caminos. Al enterarse de mi trabajo, ella me contó que sabía que yo terminaría “en eso”. Me contó una anécdota desconocida para mi: un día, un presidente de la república había ido a tomar café con mi padre, que era un afamado psiquiatra, y yo tomé unas cartas de juego y le dije que lo estaban traicionando y que saberlo le rompería el corazón.

Cuando le pregunté a mi madre, me contestó que era cierto. Yo tenía unos cinco años cuando ocurrió, y mi papá había tenido una colosal discusión con ella por esa causa. Según él, ella debió haber consultado a “una bruja” en mi presencia y yo la estaba “copiando”.

Desde ese día, desaparecieron las cartas, los libros de metafísica y los folletos de las clases de Unity que había en la casa. Igual que los padres de la bella durmiente, mi mamá pensó que esconder “la amenaza” era la forma de evitar que ocurriera otro incidente.

Mi vida transcurrió en los ambientes académicos que eran del agrado de mi padre. Estudié cinco años de medicina. Me gradué de farmacia industrial. Luego, inspirada por su carrera como embajador, estudié diplomacia y relaciones internacionales. Desarrollé mi carrera profesional desde la formalidad.

El fabulista francés Jean de La Fontaine dijo: “A menudo, encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo”. Cuando fuí a Florencia a estudiar una especialidad, alguien me regaló unas cartas de tarot. Desde ese momento, me alucinó y acompañó todo lo místico, mágico y misterioso.

La vida esotérica trajo una desconocida felicidad a mi vida. La novelista británica Virginia Woolf dijo: “No se puede encontrar la paz evitando la vida”. Estoy convencida que ser bruja es parte de mi destino. Al cumplir cuarenta años, mi vida dió un giro inesperado que me llevó a ser capaz de seguir adelante con valentía. Conocí la mirada sistémica de las Constelaciones Familiares por vía de Carola, una mujer emprendedora y transgresora que me reflejó mi propia fuerza.

Cuando logramos tener fuerza para contener aquello que nos ocurre, y logramos mirarlo, asentirlo y amarlo, la vida no sólo se llena de sentido, sino que también es buena. Dos años más tarde, Xiomara trajo a la República Dominicana a Angélica, una mexicana menuda, de vivaces ojos redondos y amplia sonrisa, quien fue mi maestra de pedagogía sistémica. En ese tiempo, mi compromiso con la vida y su plenitud se fortaleció aun más.

A mis cuarenta y cuatro años, estaba decidida a ser un arco iris en las nubes de las personas que al igual que yo, se habían perdido un poco a sí mismas por “amar” a otros más de lo sano. Ana María me había introducido al a psicomagia, el psicochamanismo y el estudio genealógico de Jodorowsky, unos novedosos recursos para sanar el inconsciente desde la metáfora, el humor y el arte.

La vida es la expresión del gozo incesante del amor. El sufrimiento es un somnífero que nos impide estar presentes para la existencia. La poeta, y cantante estadounidense Maya Angelou dijo: “No puedes controlar todos los eventos que te suceden, pero puedes decidir no ser reducido por ellos”.

A mis cincuenta años, tengo la fuerza (y la paz interior) para seguir el llamado que me guía en dirección a un trabajo cercano, profundo y sistémico. He llamado LOVE VISION al modelo que reune los mejores recursos que he encontrado en mi recorrido profesional y personal, un camino de autoconocimiento, evolución y transformación personal transitado desde el amor.

LOVE VISION es una manera de vivir que te permite honrarte, valorarte y asentirte exactamente como eres, sin exigir que algo ocurra -o cambie- para tratarte con el respeto y consideración que mereces. Es una experiencia de amor en la que puedes sanar memorias ancestrales de dolor y participar de la apertura de tu propio corazón para incluir cada vez más vida.

Cada quien encuentra su camino en el momento que está marcado por su destino. A los 10 años, Anne Frank dijo: “Quien es feliz hará felices a los demás también”. Tal vez, la razón por la que tengo el deseo ardiente de compartir mi camino es que vivo el tiempo de mayor felicidad, de toda mi vida.

LOVE VISION es la sintonía con una mirada (que está dentro de cada persona), que ve lo bueno en la realidad tal y como se presenta. Es entrar en conexión con la energía del Amor que nos conecta con el propósito, que ha permitido que lo que es sea. El dramaturgo, filósofo e historiador alemán Friedrich Schiller dijo: “Créeme, en tu corazón brilla la estrella de tu destino”.

El amor es la energía que nos conecta a la fuerza del origen, permitiendo que regresen todas las partes del alma, que perdimos en las experiencias de dolor de nuestra historia. Angelou dice: “Un pájaro no canta porque tiene una respuesta, canta porque tiene una canción”. La bruja es una mujer poseedora del poder de la palabra para cambiar la realidad. LOVE VISION es mi melodía y me encantaría compartirla compartirla contigo. ¿Te gustaría?