En esta columna voy a expresar algunas interrogantes que me surgen.

¿Por qué hay personas que amarran los perros en la acera de su casa y exponen al que pasa a una mordida o a un susto?

¿Por qué cuando van a suspender un servicio, como la luz, las personas que envían tratan al usuario como enemigo? ¿Es que en estos casos no se puede ser educado y si no hay una persona representativa del hogar no dan chance ni siquiera a que se llame por teléfono para informarle de la situación? ¿Acaso estos trabajadores hicieron un curso de grosería? ¡Cuántas veces por esa conducta no se suspende un servicio injustamente!

¿Por qué en las zonas donde hay contenedores de basura la gente no entiende que si ya se llenó no deben tirar los desperdicios en las aceras y en las calles?

¿Por qué el organismo encargado de recoger los desperdicios espera a que la situación expresada más arriba se produzca para enviar a retirarlos?

¿Por qué ahora, después que procedieron a cambiar los medidores de energía la facturación es mayor sin, aparentemente haber aumentado la tarifa? ¿Acaso no lo han puesto adrede a que el marcador gire más rápido? ¿Por qué cuando anuncian que el pan va a subir de precio ya hace mucho que lo están haciendo más pequeño?

¿Por qué eso mismo ocurre con el jabón, que cada vez lo hacen más pequeño y ahora hasta le ponen a la pasta unos canales? Aparentemente no es nada, pero a millones de pasta que le quiten un chin es muchísimo para una fábrica, aparte, de que, como dije, lo hacen más reducido.

¿Por qué hay servicios que lo cubre un seguro médico y si no averiguas bien te lo facturan?

¿Por qué hay empresas e instituciones que cuando llamas por teléfono tienen una contestadora y nunca puedes comunicarte? Y, ¿Por qué en algunos casos te dan un turno para atenderte y a los pocos segundos te dicen que hay más personas en espera cuando se supone que debe haber menos?