ROSA FRANCIA ESQUEA
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Transitar por la avenida Duarte se ha convertido en una odisea después que  han roto las aceras.

Quizás cuando los trabajos de remozamiento estén concluidos no nos acordemos de las vicisitudes que pasamos los transeúntes, pero la verdad es que ese proyecto ha demorado demasiado tiempo para una avenida tan comercial y  por donde camina tanta gente.

El problema afecta también a los vehículos y a sus conductores en la  medida en que todo el mundo tiene que lanzarse a la calle para desplazarse, creando entonces un ambiente de caos insoportable.

Las entidades que tienen a su cargo ese proyecto deben agilizarlo porque son varios años que tiene creando inconvenientes.

Asimismo, el Gobierno debe erogar los fondos que sean necesarios para que concluya porque, sabemos, si hay dinero cualquier obra se concluye rápidamente.

Por razones obvias, la colonia china ha manifestado su descontento por la demora, por cuanto todo obedece a la construcción de un portal, que prácticamente está listo y al remozamiento de la avenida Duarte para engalanar en entorno de lo que sería en Santo domingo una especie de “China Town”.

Pero al margen de la responsabilidad que tiene el Gobierno de honrar esa promesa, hay que pensar en el ciudadano normal y corriente que camina por ahí, en los comerciantes y en las consecuencias negativas que esa demora acarrea a todos.

Además, el panorama no es nada agradable.