Brisas Rehabilitación: 50 años

Brisas Rehabilitación: 50 años

El pasado jueves asistí a la Catedral para participar en la Eucaristía que con motivo de los 50 años de la Asociación Dominicana de Rehabilitación ofició el obispo Amancio Escapa.

Fue un oficio religioso conmovedor, que hasta sacó lágrimas, cuando un grupo de niños con retardo profundo presentó algunas de las ofrendas.
Pero no fue menos emotivo el momento en que doña Mary Pérez de Marranzini se dirigió a su hijo Celso y dijo que él fue la razón por la cual fueron fundados los servicios de Rehabilitación, a raíz de que, siendo un niño, fuera afectado por poliomielitis y entonces en el país no había tratamientos para esa enfermedad y hubo de recibirlos fuera del país.

En esa oportunidad, se había desarrollado una epidemia de esa terrible patología que trajo como consecuencia que muchos niños murieran y otros quedaran con severas lesiones física.
Doña Mary, que desde siempre fue una persona sensible y que había realizado labores voluntarias en otros ámbitos se hizo la pregunta ¿qué será de los otros niños cuyos padres no tienen los recursos económicos para tratarlos en el extranjero?.

Y ese fue el germen de lo que es hoy la Asociación Dominicana de Rehabilitación, una institución que tiene presencia en la mayoría de las provincias, con servicios para pacientes con impedimentos físicos y mentales, y programas que abarcan la capacitación y la inserción al trabajo reproductivo; talleres para construcción de sillas de ruedas y otros protegidos para los que tienen limitaciones muy profundas. Sólo para citar una mínima parte de los programas que desarrolla.

Y lo más hermoso de todos es que la ADR está orientada, fundamentalmente, a la población de limitado recursos económicos, y aunque trabaja con un déficit presupuestario a nadie se les cierran las puertas.
Recuerdo que siendo corresponsal de la revista “Buenhogar”, de Editorial América, en una entrevista que le hice para la sección Mujeres de América en Acción, decía que doña Mary encarnaba maravillosamente el milagro de la multiplicación de los panes. Así, es. Por eso la felicitamos y junto a ella al equipo que la ha acompañado a lo largo de estos 50 años.

 

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