BRUSELAS. La economía de la zona euro registró este lunes indicadores alentadores, con un nuevo retroceso del desempleo y una mejora en la tendencia de la inflación, pero los economistas se muestran prudentes. El desempleo volvió a caer en enero en la zona euro, por segundo mes consecutivo, alcanzando su nivel más bajo desde abril de 2012, según las cifras publicadas este lunes por la agencia europea de estadísticas Eurostat.
La tasa de desempleo fue de 11,2% en enero luego de registrar 11,3% en diciembre, es decir 140.000 desempleados menos, según Eurostat, y 896.000 menos que un año antes. En total, eran 18,059 millones de personas sin empleo en enero pasado. Este lunes Eurostat también publicó su primera estimación sobre la inflación en febrero. El índice de precios continuó en negativo, por tercer mes consecutivo, pero la contracción fue menos pronunciada.
Los precios en los 19 países miembros de la zona euro registraron una contracción de -0,3% en febrero, tras marcar una caída de precios en enero de -0,6%, embalados a la baja por los precios de la energía.
«El riesgo de deflación se atenúa progresivamente», estimó Peter Vanden Houte, de ING. La deflación es un fenómeno nocivo para la economía caracterizado por una baja prolongada y generalizada de precios, que posponen el consumo a la expectativa de que los precios sigan bajando y repercute sobre una baja salarial.
Otro elemento positivo, según Howard Archer, de IHS Global Insight, es que «no hay en la actualidad muchos signos de que los consumidores posponen sus compras».
Para Archer «ello debería atenuar el temor a una deflación generalizada» en la zona euro con «efectos negativos en el crecimiento» y daría además «un respiro» al Banco Central Europeo que se comprometió el 22 de enero a inyectar más de 1.000 millones de euros para empujar los precios al alza.
Las cifras publicadas este lunes ofrecen por lo tanto «una doble dosis de buenas noticias», estima Archer, que destaca que «el mercado laboral parece beneficiarse de una aceleración del crecimiento en el cuarto trimestre de 2014». Los bajos precios de la energía así como la devaluación del euro hacen que los empleadores sean menos reacios a emplear.
Pero la «reactivación en la zona euro es incierta desde hace varios años y sería poco prudente gritar victoria», estimó Vanden Houte. Con respecto al desempleo, a pesar de una «leve caída» observada en relación a diciembre, el nivel sigue siendo «superior en 4 puntos al del comienzo de la crisis en 2008», recordó. Un nivel que es también muy elevado para que la presión en los empleadores los incite a aumentar los salarios, lo que a su vez reactivaría el crecimiento y la inflación.
Es en parte por esa razón que Jennifer McKeaow, de Capital Economics, se muestra menos optimista que sus colegas y estima que «el riesgo de un episodio duradero de deflación persiste». McKeaow subraya que la mejoría observada en febrero se debe en su totalidad a la evolución de los precios de la energía y del sector de «la alimentación, bebidas alcoholizadas y tabaco», que son los componentes más volátiles de la inflación.
La inflación que no tiene en cuenta esos elementos, más pertinente para medir la evolución de precios según los economistas, se mantiene en un nivel históricamente bajo de 0,6%, subraya la analista, y estima «probable» que continúe disminuyendo.
Esta economista tampoco ve como un factor de optimismo el hecho de que el sector manufacturero de la zona euro registrara en febrero un crecimiento moderado, según el índice PMI publicado también este lunes.
Con este índice en 51, McKeaow considera que «la actividad crece apenas en este sector». Por estos elementos McKeaow estima que el programa de inyección masiva de liquidez del BCE, que debe comenzar en marzo, «tiene pocas posibilidades de llevar la inflación a un nivel cercano de 2%», el objetivo del instituto emisor.