Buhoneros y talleres obstruyen principales vías Santo Domingo

Buhoneros y talleres obstruyen principales vías Santo Domingo

Transitar por las principales vías del Gran Santo Domingo se ha convertido en un reto para los peatones, quienes tienen que hacer malabares para poder desplazarse debido al gran número de buhoneros, talleres de mecánica y de tapicería que se han adueñado de las calles y aceras.
Como si se tratase de un mercado, en las calles se pueden encontrar ventas de rubros agrícolas, frituras, vegetales, frutas, y una amplia gama de diversos productos que se exponen en precarias condiciones de higiene.
Los carritos de comida están por cada esquina con empanadas, tostadas, espaguetis, bacalao, pollo frito, plátanos y jugos. Además de botánicas donde se ofertan velones, aceites, pócimas, ungüentos, hojas con supuestas cualidades mágicas y curativas.
A este ambiente se suman vertederos improvisados, charcos de aguas negras, moscas y perros callejeros, contribuyendo más con la arrabalización y hacinamiento de las principales avenidas comerciales.
Los vendedores de ropas usadas o pacas son los que más abundan y por doquier se encuentran mesas con bases de metal y plywood, cubiertas por montañas de vestimentas.
La gente revuelve aquellas “pilas de ropas”, en busca de prendas en buenas condiciones.
Otro artículo cuya venta también ha aumentado es el cabello postizo, que se vende y coloca en las mismas calles; práctica que mujeres haitianas realizan con impresionante destreza. Esto es común en la acera de la avenida Duarte de la Capital.

Ropas colgadas de un extremo a otro, mesas repletas de zapatos usados, estantes con celulares; y ni hablar de las frituras y cúmulos de basuras que también abundan en aquella jarana.
A pesar de que el Ayuntamiento del Distrito Nacional entregó casetas para mejor organización y despeje de las vías públicas el caos se mantiene en esa importante avenida.
Otros comerciantes informales se han sumado y han colocado sus negocios en plena vía pública; en las aceras tienen pantalones, camisas, maletas, bicicletas, pelotas, vitrinas con lentes de sol, mesas con cremas, jabones, pasta dental, cepillos de dientes, cabellos postizos, peinetas, ganchos. Además platos, cucharas, licuadoras, planchas, radios, colchas para las camas, espejos, cortinas, entre otros artículos.

En cada tienda hay una bocina anunciando los productos que se ofrecen a los transeúntes, a esto se suman, las bocinas de los carros que transitan por la calle, los “marchantes” con altoparlantes anunciando las ofertas, los compradores regateando los precios, los aguateros, limosneros y dulceros, creando así un ambiente de total desorden y confusión.

Quejas de los transeúntes. Manuel Arias, de 68 años, expresó el temor que siente de ser atropellado por algún vehículo, debido a que para poder caminar debe hacerlo por la calle, “ya que los buhoneros no dan chance a nadie”, manifestó.
Asimismo, Juana Germán se quejó de la poca acción que tienen las autoridades competentes. Dijo que la situación pone en peligro la vida de los peatones.
“Este tumulto de gente y cosas en medio de la calle facilita el trabajo a los ladrones hacer sus fechorías; pero las autoridades no hacen nada para evitarlo”, añadió enojada la fémina.
En ese sentido, Luis David Matos, joven comerciante de “pacas” instalado en la avenida Duarte esquina París, dice no tener otro lugar para vender sus mercancías.
“Yo de aquí no me voy porque esta calle es para comercio, y eso es lo que yo hago”, manifestó desafiante Matos.
Talleres improvisados. En Villa Consuelo la situación es más alarmante todavía. Ante la mirada indiferente de las autoridades los propietarios de fábricas de colchones, madereras, talleres de tapicerías y de mecánica utilizan las aceras y calles para fabricar y exhibir sus mercancías.
La calle Hermanos Pinzon es solo una muestra. Casi en la acera completa se exhiben asientos de vehículos, máquinas de coser, telas, colchas y demás, impidiendo el libre transito a los peatones que tienen que usar la vía, arriesgando su vida debido al desplazamiento vehicular.
También las tiendas de inodoros, bañeras, lavamanos, fregaderos, jacuzzi ubican pertenencias en plena calle de forma desafiante a las autoridades.
De la misma manera las mueblerías se han dado a la tarea de utilizar las aceras para colocar sus juegos de comedores, gaveteros, neveras y estantes como si fueran parte de las calles.
El otro dolor de cabeza son los talleres de mecánica automotriz, que reparan y pintan los vehículos en plena vía.
Neumáticos, tapa bocinas, guardalodos, bumpers, cristales, retrovisores, carros y motores; grasas y aceites mantienen copados y sucias algunas de las principalescalles de Santo Domingo.
Sectores como Villa Consuelo, Villa Juana y el Ensanche la Fe ; calles como la Moca, La 20, Lope de Vega y José Duarte están dedicadas completamente a la reparación y mantenimientos de vehículos.
A pesar de tener sus locales, muchos de estos talleres obstruyen las aceras y calles con sus negocios violentando toda reglamentación.
Un mal incurable. Otro problema que dificulta la libertad de tránsito en las calles y avenidas de Santo Domingo es el estacionamiento indebido de vehículos.
Pese a las medidas tomadas para evitar que los conductores estacionen sus vehículos sobre las aceras, y de forma paralela, esto continúa siendo una práctica habitual.
Ni las multas, ni llevar los automóviles en grúas hasta un depósito común, han impedido que los conductores infrinjan la ley.

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