Sofía. Los búlgaros recuerdan hoy entre la ignorancia, la decepción y la nostalgia el 25 aniversario de la caída de la dictadura comunista, con la mayoría de los jóvenes reconociendo no saber nada de aquella época mientras los mayores añoran el pleno empleo y la sanidad y educación gratuitas.
El 10 de noviembre de 1998, la dirección del Partido Comunista de Bulgaria destituyó de sus cargos a Todor Yivkov, que había sido el máximo líder del país durante 35 años. Con la caída del último dictador se iniciaron una serie de reformas, con la aparición de formaciones políticas y la transformación del Partido Comunista en uno socialdemócrata, que desembocaron en las primeras elecciones democráticas en el verano de 1990.
Un cuarto de siglo después, el 94 % de los nacidos tras la caída de la dictadura reconocen no saber casi nada de la época socialista, según una encuesta publicada hoy por la agencia demoscópica Alpha Research.
Un 79 % de los encuestados entre 16 y 30 años desconocen lo que fue la Guerra Fría ni son capaces de identificar a dirigentes importantes de aquel tiempo, como el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan; el canciller alemán, Helmut Kohl; o al propio Yivkov. La encuesta muestra que un 40 % de los búlgaros jóvenes no sabe que fue la caída del Muro de Berlín la que marcó el fin de los regímenes comunistas. Otro 92 % no es capaz de decir qué países formaban el entonces bloque socialista.
Entre los búlgaros a partir de 61 años, un 48 % recuerda el régimen socialista como un “buen tiempo” del que destaca la ausencia de paro, la industrialización y la gratuidad de la enseñanza y la sanidad, mientras que sólo un 6 % habla de la falta de derechos y libertad y la carestía.
La mitad del total de 1.200 encuestados consideran que la transición de la dictadura a la democracia ha fracasado y un 29 % considera que salió perdiendo con el cambio de régimen.
De todos los objetivos marcados al comienzo de la transición – libertad de movimiento, entrada en la UE y la OTAN, propiedad privada, libre mercado, mejora de los sueldos, más empleo e imperio de la ley- una cuarta parte de los búlgaros estiman que sólo los tres primeros se han cumplido.
La transición hacia la democracia estuvo marcada en Bulgaria por las huelgas, el cierre de fábricas, la quiebra de nuevos bancos privados, privatizaciones irregulares y una enorme inflación.