Chiquita Brands, uno de los mayores productores del mundo, y la Universidad de Wageningen en Países Bajos, desarrolla una iniciativa para cultivar plátanos sin el uso de tierra y así defender la producción de este rublo de las amenazas de hongos letales.
La nueva forma de cultivo, que se realiza en un invernadero sobre nutrientes y lana de roca, fabricada a partir de basalto y piedra caliza, permitirá aislar a las plantas de la enfermedad.
Esta semana será recolectada la primera cosecha de plátanos cultivados sin tierra, en el marco de los esfuerzos para contener la propagación de hongos que amenazan el futuro de esta fruta.
Científicos e investigadores tratan de frenar la enfermedad de Panamá, un hongo del suelo que está devastando plantaciones de todo el mundo y que amenaza al plátano Cavendish, la variedad que representa el 95% de las ventas de una industria que mueve 36.000 millones de dólares.
«La clave de nuestra estrategia consiste en diversificar la producción de plátanos», explicó Gert Kema, uno de los mayores expertos en plátanos y responsable de fitopatología tropical de la universidad que trabaja con Chiquita Brands International en la iniciativa.
El hongo se propaga cuando un trabajador o una máquina remueven la tierra.
Kema y sus compañeros de la Universidad de Wageningen están trabajando también en programas de cultivo empleando variedades de plátanos salvajes resistentes a la enfermedad. Por su parte, Tropic Biosciences, una start up de agrotecnología de Reino Unido, trata de utilizar nuevas técnicas de edición de genes para desarrollar un plátano resistente a la enfermedad de Panamá. La compañía recaudó 10 millones de dólares este año de inversores en una primera ronda de financiación para comercializar sus nuevas variedades de planta. El monocultivo Cavendish se basa en un único clon genético, lo que lo hace vulnerable a epidemias. Antes de que el Cavendish se convirtiese en la variedad dominante, el plátano Gros Michel era el más consumido. Sin embargo, la primera cepa de la enfermedad de Panamá lo erradicó en la década de 1950. Identificada en Taiwán en 1960, la cepa TR4 de la enfermedad de Panamá se ha extendido por el sudeste de Asia y Australia, llegando a las costas de Mozambique y a Oriente Medio.
Temen enfermedad vaya a la región
Preocupa que la llamada enfermedad de Panamá pueda alcanzar Latinoamérica y destruir las granjas que producen tres cuartas partes de las exportaciones mundiales de plátanos. Los investigadores de la región buscan soluciones para frenar la enfermedad, pero no existe un tratamiento eficaz una vez que ha infectado un platanero. La única solución es intentar prevenir el movimiento de tierra, plantas y materiales contaminados a áreas limpias para evitar el contagio.