Brasilia. EFE.- América Latina debe elevar la inversión en infraestructura hasta unos 300.000 millones de dólares anuales para apuntalar el desarrollo, pero también darle mayores garantías a esos capitales, coincidieron hoy los presidentes del BID y el CAF.
“En la última década, la inversión regional en infraestructura no pasó de 150.000 millones de dólares” anuales, indicó el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, durante un seminario organizado por el Gobierno brasileño.
En el evento también participó el presidente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Enrique García, quien precisó que esa cifra equivale a entre el 2 y 3 % del Producto Interno Bruto (PIB) regional y la comparó con datos de países asiáticos, de los que dijo que invierten en infraestructura “hasta un 10 % del PIB».
En opinión de ambos funcionarios, la inversión latinoamericana en el sector de infraestructura debería aumentar hasta 300.000 millones de dólares anuales y ser acompañada por proyectos dirigidos a darle una mayor productividad y competitividad a los países de la región.
Junto con eso, Moreno subrayó que deben ser incorporados a los proyectos de infraestructura los debidos estudios medioambientales, para impedir los recurrentes problemas que surgen muchas veces una vez que las obras se iniciaron.
“Hoy no podemos abrir los diarios sin leer noticias de protestas contra alguna hidroeléctrica o algún gasoducto” o “unas minas de cobre”, señaló el presidente del BID.
Según Moreno, “las polémicas generadas por algunos proyectos ahuyentan a los inversores y alimentan la ilusión de que, al menos en algunos sectores, los minerales, el petróleo y el gas (de América Latina) se pueden quedar debajo de la tierra».
No obstante, sostuvo que, en la medida en que se reduzcan los riesgos, la actividad extractiva en toda la región tendrá un fuerte crecimiento, porque “la realidad es que el mundo seguirá comprando productos primarios durante mucho tiempo” y “América Latina los va a seguir produciendo”, aunque debe “hacerlo mejor».
El presidente del CAF señaló que “después de una etapa tan positiva de crecimiento en la última década”, América Latina está ahora “en un punto de inflexión”, porque las economías de la región ya no muestran la misma fortaleza.
“Las condiciones mundiales han cambiado, varios países han bajado su ritmo de crecimiento” y esa nueva realidad implica una revisión del modelo actual, que debe llevar “necesariamente” a un aumento de la inversión en infraestructura pero también a una “transformación productiva”, apuntó García.
Según el presidente del CAF, “si América Latina no crece a unas tasas constantes, no volátiles y cercanas al 5 % anual, no podrá cerrar la brecha que la separa de los países industrializados y será muy difícil mantener los progresos sociales” de la década pasada.
En ese sentido, García puso como ejemplo el ajuste fiscal que ha decidido aplicar Brasil para recuperar su maltrecha economía, que en 2014 creció solamente un 0,1 % y que este año, según coinciden todas las proyecciones, se achicará en torno a un 1,2 %.
García señaló que el ajuste “es indispensable” para equilibrar las cuentas públicas y advirtió de que sin la debida “estabilidad macroeconómica no hay crecimiento” ni pueden costearse los planes sociales que le permitieron a Brasil sacar de la pobreza a unos 40 millones de personas en la última década.
“El ajuste en el momento debido es la forma adecuada de mantener el éxito de los programas sociales”, dijo el presidente del CAF.
Moreno reconoció que “los ajustes nunca son fáciles”, pero apuntó que es “un camino” que los países de la región conocen “de sobra».
Tanto García como Moreno también consideraron importante que, a pesar de sus dificultades económicas, el Gobierno brasileño mantenga como una prioridad el desarrollo de vastas obras de infraestructura, que planea ofrecer en concesión al sector privado.
“Hablamos de una de las economías líderes del mundo, pero también hablamos de un país que todavía precisa de mucha más inversión en infraestructura”, sostuvo Moreno. García celebró en ese sentido que Brasil haya decidido contar con más apoyo del sector privado.
“Es importante movilizar nuevas fuentes de financiación y más importante aún es entender el papel que pueden tener los proyectos público-privados en las políticas de desarrollo”, aseguró.