El Gobierno abogó ayer en la reunión de Consulta de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) porque en Venezuela sea permitido “un espacio amplio a las partes en conflicto para que puedan negociar una salida justa a la crisis, bajo el entendido de que no se trata de una voz solitaria clamando en el desierto, sino la expresión de nuestros pueblos”.
Una nota de la Cancillería indica que a nombre del Estado, el canciller, Miguel Vargas, expresó que plantear una salida al margen de cualquiera de los sectores involucrados, constituye una pérdida de tiempo y un cortejo a la continuación de un tranque político que solo garantiza el caos, la violencia y la ingobernabilidad.
Dijo que esos factores mantienen a Venezuela sumida en una profunda crisis que repercute en el estado de bienestar de 30 millones de ciudadanos.
El texto expresa que previo al inicio de los debates, fueron presentados dos proyectos de resolución, uno sustentado por Perú, Canadá, Estados Unidos, México y Panamá para que la OEA inste al gobierno de Nicolás Maduro a frenar la convocatoria de la Asamblea Constituyente “en la forma en que está concebida”, y a suspender los enjuiciamientos de civiles por tribunales militares, entre otros aspectos. La otra, de Antigua y Barbuda insiste en esto.
Vargas fue designado a unanimidad vicepresidente de la vigésimo novena consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, para considerar problemas de carácter urgente y de interés común para los estados americanos, y para servir de Órgano de Consulta.

A su juicio, Venezuela está urgida hoy más que nunca de un acuerdo de reconciliación nacional que la reconduzca a la convivencia pacífica, y eso solo puede ser por vía de una negociación de amplio espectro que involucre a las partes enfrentadas.

“La única responsabilidad que no puede obviarse, y mucho menos delegarse, involucra a todos los países del hemisferio en el compromiso de evitar la repetición de acontecimientos violentos que han marcado nuestra historia por más de cinco siglos, y para lograr eso es imprescindible que nos despojemos de sectarismos y nos dejemos llevar por la buena fe y el sentido común”, señaló.

Recordó que América Latina ha sido pródiga provocadora de violencia que ha causada heridas profundas difíciles de restañar” y generado revoluciones, gloriosas gestas independentistas y/o hechos heroicos “que enorgullecen nuestras páginas”.

Vargas expuso que, sin embargo, la región también ha sido desgarrada por guerras intestinas, “luchas entre nosotros mismos, conflictos crueles entre hermanos….”.

Recordó lo acontecido en la República Dominicana, tras el ajusticiamiento de Rafael Trujillo. El 20 de diciembre de 1962, eligió el primer gobierno democrático, pero siete meses después ese gobierno legítimo fue destituido por un golpe de Estado cuartelario que contó con el apoyo de grupos políticos opositores.

Dijo que como consecuencia de la interrupción del gobierno encabezado por Juan Bosch, bastaron 18 meses para que el pueblo fuera a las calles a reclamar el retorno de la constitucionalidad
“Y en cuestión de horas nos hallábamos en medio de una guerra civil con miles de muertos entre nosotros mismos y una intervención de Estados Unidos”.