PEORIA, Arizona.
Robinson Canó no dedicó mucho tiempo a pensar en las críticas de un excoach asistente.
Estaba en su casa en la República Dominicana, recuperándose de una cirugía para corregir una hernia deportiva con la que batalló los dos últimos meses de la temporada pasada.
El estelar intermedista de los Marineros de Seattle habló el jueves sobre las críticas del excoach asistente de bateo Andy Van Slyke, antes de empezar los primeros entrenamientos de pretemporada con el plantel completo.
«Honestamente no me molestaron. Viniendo de un tipo como él, no me molestan para nada, porque conozco mi nivel de juego», dijo el dominicano. «Si escuchan los comentarios, primero me critica, y después se elogia. Entonces uno no sabe qué está tratando de decir. Pero, con Andy, no sé, ni siquiera me importa».
En una entrevista con una emisora radial de San Luis en noviembre, Van Slyke calificó a Canó como el peor tercer bate que había visto en su vida durante la primera mitad de la temporada. Además, dijo que el dominicano era el peor segunda base con el guante que había visto en los 20 últimos años. Después dio marcha atrás en sus comentarios y elogió el brazo de Canó.
Van Slyke también dijo que el manager Lloyd McClendon y el coach de bateo Howard Johnson fueron despedidos al terminar la temporada por culpa de Canó, quien bateó .238 con cuatro jonrones y 24 remolcadas en los primeros 74 partidos de la campaña.
«Eso es algo por lo que uno no quiere pasar como jugador», señaló Canó.
El dominicano fue mucho más productivo después de esa mala racha, y bateó .330 con 17 cuadrangulares y 55 impulsadas a partir del 1 de julio, la mayoría del tiempo mientras lidiaba con dolor abdominal por la hernia. Fue líder del equipo con 179 hits, y, con promedio de bateo de final de .287.