La cárcel del kilómetro 15 de Azua, tan temida por los presos por hacinada y alejada de las zonas pobladas, alberga en la actualidad más de 500 internos, cuando su capacidad es para unos cien hombres. En este recinto, que funciona bajo la administración del viejo sistema penitenciario y fuera de las normas del trato al privado de libertad, los presos viven con falta de agua, de alimentos y dentro de espacios diminutos, similares a un nicho para sepultar muertos, los que separan con cortinas y pedazos de cartón.
Rosa Linares Tavárez, coordinadora de la Oficina de Defensa Pública de San Cristóbal y de todo ese distrito judicial, que incluye a Azua, deploró las condiciones desastrosas de ese penal. Tavárez dijo que en Azua hay mucho hacinamiento, inseguridad para los internos, falta de higiene y la comida que hacen los mismos presos no es apta. En cuanto a lo aislado del centro, explica que le llegan informes de la inseguridad. Sostuvo que por estar tan apartado no reciben mucha visita. “Ni siquiera los familiares de las personas pueden casi ir. Resulta muy costoso”.
A la Defensoría le reportaron el suicidio de un preso del kilómetro 15 de Azua, por ahorcamiento. El hombre se habría quitado la vida, aun cuando no le permiten tener correa, cordones ni ninguna otra prenda que se preste para un crimen o suicidio, por lo que resulta extraña esa muerte.