El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez sugirió al embajador de Estados Unidos, James W. Brewster, irse del país.
En tono enérgico y molesto dijo que el diplomático lo que debe hacer es marcharse para su casa.
Reiteró que Brewster lo que ha querido es introducir su “mariconería” en el país.
Reaccionó de esta forma al preguntarle sobre las afirmaciones que hizo el embajador, en torno a unas declaraciones anteriores suyas, a las que el diplomático calificó como ruido y que fomentaban el odio.
“A un embajador, que lo que es un maricón, para qué vamos a estar con tanta cosa, no ombe no, que se vaya para su casa; aquí no tiene que venir a poner nada…” expresó el Cardenal.
Se manifestó cansado del tema y en busca de su reacción, dijo entre otras cosas: “yo no hablo con maricones”.
Días atrás López Rodríguez arremetió contra el embajador, luego de que éste se pronunciara sobre los niveles de corrupción que imperan en República Dominicana y que llamara a la población a hacer frente a est problema, que catalogó como cáncer.
Al igual que otros sectores calificaron de injerencia lo expuesto por Brewster, pero el prelado se fue más lejos, y lo mandó a atender a su embajada y “como esposa que es, a ocuparse de su casa”.
Brewster consideró que expresiones de su eminencia perpetuan la discriminación, algo en lo que él está claramente en contra.
A la periodista. Esta conversación concluyó cuando la periodista le preguntó, si el embajador no tenía razón en sus críticas a la corrupción y que si su condición de religioso no debía promover el respeto por las minorías y la diversidad, y respondió de forma tajante a quien escribe: “¡mira, déjame en paz!”.
Sectores también se han manifestado, contra el modo en el que el Cardenal se pronunció sobre el representante de la nación norteamericana.
López Rodríguez habló luego de oficiar una eucaristía, por motivo de la reinauguración de la remozada casa del movimiento católico Renovación Carismática y Católica.